Valor y disposición no faltaron a Miguel Ángel Perera en la primera de las dos tardes que tiene contratadas en Aguascalientes (México). El torero protagonizó los mejores momentos de la tarde, pero la espada y la falta de colaboración de los toros mermaron lo que pudo ser un triunfo importante.
Ya estuvo por encima del primero de su lote, un toro que se resistía pero al que supo convencer a base de quietud y de no dudar ni una sola vez. Perera le fue extrayendo todos los muletazos que tuvo con un mérito grande porque tuvo que exponer para ello. Poco a poco logró alargar el viaje del toro en una labor técnica, seria y de gran mérito que posteriormente emborronó con la espada, perdiendo toda opción de triunfo. Fue ovacionado.
El quinto de la tarde fue un toro deslucido y con peligro, pero estas condiciones negativas no pararon a Perera, que nuevamente expuso y terminó por imponerse con autoridad con el consiguiente reconocimiento del público. Su valor y su raza fueron los pilares de esta faena que de nuevo tuvo el lunar negro de la espada, teniendo que echar mano del descabello.
Monumental de Aguascalientes, segunda de feria. Tres cuartos de entrada. Toros de Xajay, de escaso juego.
Rafael Ortega, aplausos y silencio.
Miguel Ángel Perera, salida al tercio y silencio.
Arturo Macías, aplausos y silencio.
Valor y disposición no faltaron a Miguel Ángel Perera en la primera de las dos tardes que tiene contratadas en Aguascalientes (México). El torero protagonizó los mejores momentos de la tarde, pero la espada y la falta de colaboración de los toros mermaron lo que pudo ser un triunfo importante.
Ya estuvo por encima del primero de su lote, un toro que se resistía pero al que supo convencer a base de quietud y de no dudar ni una sola vez. Perera le fue extrayendo todos los muletazos que tuvo con un mérito grande porque tuvo que exponer para ello. Poco a poco logró alargar el viaje del toro en una labor técnica, seria y de gran mérito que posteriormente emborronó con la espada, perdiendo toda opción de triunfo. Fue ovacionado.
El quinto de la tarde fue un toro deslucido y con peligro, pero estas condiciones negativas no pararon a Perera, que nuevamente expuso y terminó por imponerse con autoridad con el consiguiente reconocimiento del público. Su valor y su raza fueron los pilares de esta faena que de nuevo tuvo el lunar negro de la espada, teniendo que echar mano del descabello.
Monumental de Aguascalientes, segunda de feria. Tres cuartos de entrada. Toros de Xajay, de escaso juego.
Rafael Ortega, aplausos y silencio.
Miguel Ángel Perera, salida al tercio y silencio.
Arturo Macías, aplausos y silencio.