Perera cautiva en Algeciras

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Miguel Ángel Perera fue el protagonista de la clausura de las trigésimo cuartas Jornadas de Tauromaquia Ciudad de Algeciras que se celebran en la ciudad gaditana cada año en vísperas de su feria taurina bajo la organización de su ayuntamiento. Volvió el torero extremeño a mostrarse ante la afición algecireña a pocos días de que se cumpla un año del gran acontecimiento que fue su triunfo de 2018 en la histórica corrida del mano a mano con José Tomás, la del indulto del toro Libélula, de Jandilla. Y lo hizo para comprobar cómo de vivo sigue en el recuerdo de Algeciras lo vivido aquella tarde y la expectación y el cariño con que se le espera un año después. Porque, nada más empezar el acto, el alcalde, Juan Ignacio Landaluce, le impuso a Miguel Ángel la insignia de oro de la ciudad, lo que el torero agradeció “desde el mayor de los respetos a una afición de la que sentí muy acogido desde que debuté aquí como novillero sin picadores”.

 

Tras el agasajo, Perera fue desgranando en su conversación con el periodista Manuel Jesús Montes las vivencias más íntimas e inolvidables de aquel 29 de junio de 2018, sus vísperas, el encuentro, el pulso y el respeto compartido con José Tomás, la faena a Libélula (que se revivió con la emisión de un vídeo en cuyo transcurso el público arrancó en aplausos en diferentes momentos) y la plena satisfacción de su indulto final. “Libélula es hijo de otro toro que yo también indulté unos años antes en Abarán, lo que demuestra, para quienes lo cuestionan, la validez e importancia del indulto de los toros”, reivindicó Miguel Ángel. Pero no sólo habló de aquel día, sino de muchas cosas más. Por ejemplo, de su momento personal y profesional: “Estoy feliz. Para mí es muy importante el entorno, lo que me rodea, y todo él me ofrece ahora una estabilidad que me ayuda mucho. Mi familia, mi equipo, lo que me aporta mi cuadrilla, la conexión inmediata que he logrado tener con Pedro y Santi, mis nuevos apoderados… Estoy feliz y eso se traduce también en el arranque de la temporada, en la que ya he tenido ocasión de vivir momentos muy especiales. Como la tarde de Arles, la faena de Sevilla, la Puerta Grande de Madrid…”, reconoció.

 

20190615 algeciras03En su alocución ante el público que abarrotó el Edificio La Escuela, Miguel Ángel Perera renovó su compromiso con la independencia como guía de su carrera –“Puede que me haya quitado cosas, pero me ha dado aún más, como la satisfacción de estar a gusto conmigo mismo, de ser el único dueño de mis decisiones y de contar con el respeto de los aficionados y de los profesionales”, dijo-, se refirió al peso de la convivencia diaria con la exigencia de tener que triunfar, celebró la irrupción de nuevos toreros “que están aportando una vuelca de tuerca más a la perfección con que hoy se torea”, explicó que la forma de responder como torero a esta nueva competencia la encara él “desde la pureza de faenas como la de Sevilla y también desde la máxima expresión de mi concepto de toreo largo como la de las dos orejas de Madrid” y puso en valor la importancia de beber constantemente de los maestros de otro tiempo y que tiene como referentes, entre los que citó a Paco Ojeda, Fernando Cepeda, Niño de la Capea -su suegro, “un monstruo”, como él mismo definió-, Dámaso González y, por supuesto, Miguel Mateo Miguelín, el gran torero de Algeciras –“la raza en persona”, para Perera.

 

Con el público ya en el bolsillo, Miguel Ángel descubrió también su lado más personal, un pilar imprescindible en su vida. Y reconoció que su madre es “mi partidaria más crítica. Es una mujer muy fuerte y a veces me habla con una exigencia como torero que a mí mismo me sorprende”. Y que la de su mujer, Verónica Gutiérrez, es una de las voces a la que, como torero, más atención presta, “porque ella forma parte del cuerpo, porque es una inmensa aficionada y porque tiene el toreo en la cabeza y en el corazón”. Y, por supuesto, desveló que le apasiona vestirse o desvestirse de torero con la ayuda de su hija Carmen, “a la que me encuentro muchas veces en el coche de cuadrillas al finalizar una corrida y es la mejor alegría que me puedo llevar, verla y abrazarla”. Fue el colofón a una noche deliciosa que sirvió para renovar la especial sintonía de Algeciras con Miguel Ángel Perera y viceversa.

 

 

20190615-algeciras010.jpg 20190615-algeciras011.jpg 20190615-algeciras012.jpg 20190615-algeciras013.jpg 20190615-algeciras014.jpg

Perera cautiva en Algeciras

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Miguel Ángel Perera fue el protagonista de la clausura de las trigésimo cuartas Jornadas de Tauromaquia Ciudad de Algeciras que se celebran en la ciudad gaditana cada año en vísperas de su feria taurina bajo la organización de su ayuntamiento. Volvió el torero extremeño a mostrarse ante la afición algecireña a pocos días de que se cumpla un año del gran acontecimiento que fue su triunfo de 2018 en la histórica corrida del mano a mano con José Tomás, la del indulto del toro Libélula, de Jandilla. Y lo hizo para comprobar cómo de vivo sigue en el recuerdo de Algeciras lo vivido aquella tarde y la expectación y el cariño con que se le espera un año después. Porque, nada más empezar el acto, el alcalde, Juan Ignacio Landaluce, le impuso a Miguel Ángel la insignia de oro de la ciudad, lo que el torero agradeció “desde el mayor de los respetos a una afición de la que sentí muy acogido desde que debuté aquí como novillero sin picadores”.

 

Tras el agasajo, Perera fue desgranando en su conversación con el periodista Manuel Jesús Montes las vivencias más íntimas e inolvidables de aquel 29 de junio de 2018, sus vísperas, el encuentro, el pulso y el respeto compartido con José Tomás, la faena a Libélula (que se revivió con la emisión de un vídeo en cuyo transcurso el público arrancó en aplausos en diferentes momentos) y la plena satisfacción de su indulto final. “Libélula es hijo de otro toro que yo también indulté unos años antes en Abarán, lo que demuestra, para quienes lo cuestionan, la validez e importancia del indulto de los toros”, reivindicó Miguel Ángel. Pero no sólo habló de aquel día, sino de muchas cosas más. Por ejemplo, de su momento personal y profesional: “Estoy feliz. Para mí es muy importante el entorno, lo que me rodea, y todo él me ofrece ahora una estabilidad que me ayuda mucho. Mi familia, mi equipo, lo que me aporta mi cuadrilla, la conexión inmediata que he logrado tener con Pedro y Santi, mis nuevos apoderados… Estoy feliz y eso se traduce también en el arranque de la temporada, en la que ya he tenido ocasión de vivir momentos muy especiales. Como la tarde de Arles, la faena de Sevilla, la Puerta Grande de Madrid…”, reconoció.

 

20190615 algeciras03En su alocución ante el público que abarrotó el Edificio La Escuela, Miguel Ángel Perera renovó su compromiso con la independencia como guía de su carrera –“Puede que me haya quitado cosas, pero me ha dado aún más, como la satisfacción de estar a gusto conmigo mismo, de ser el único dueño de mis decisiones y de contar con el respeto de los aficionados y de los profesionales”, dijo-, se refirió al peso de la convivencia diaria con la exigencia de tener que triunfar, celebró la irrupción de nuevos toreros “que están aportando una vuelca de tuerca más a la perfección con que hoy se torea”, explicó que la forma de responder como torero a esta nueva competencia la encara él “desde la pureza de faenas como la de Sevilla y también desde la máxima expresión de mi concepto de toreo largo como la de las dos orejas de Madrid” y puso en valor la importancia de beber constantemente de los maestros de otro tiempo y que tiene como referentes, entre los que citó a Paco Ojeda, Fernando Cepeda, Niño de la Capea -su suegro, “un monstruo”, como él mismo definió-, Dámaso González y, por supuesto, Miguel Mateo Miguelín, el gran torero de Algeciras –“la raza en persona”, para Perera.

 

Con el público ya en el bolsillo, Miguel Ángel descubrió también su lado más personal, un pilar imprescindible en su vida. Y reconoció que su madre es “mi partidaria más crítica. Es una mujer muy fuerte y a veces me habla con una exigencia como torero que a mí mismo me sorprende”. Y que la de su mujer, Verónica Gutiérrez, es una de las voces a la que, como torero, más atención presta, “porque ella forma parte del cuerpo, porque es una inmensa aficionada y porque tiene el toreo en la cabeza y en el corazón”. Y, por supuesto, desveló que le apasiona vestirse o desvestirse de torero con la ayuda de su hija Carmen, “a la que me encuentro muchas veces en el coche de cuadrillas al finalizar una corrida y es la mejor alegría que me puedo llevar, verla y abrazarla”. Fue el colofón a una noche deliciosa que sirvió para renovar la especial sintonía de Algeciras con Miguel Ángel Perera y viceversa.

 

 

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