¡Basta ya!

¡Basta ya! Es el clamor unánime de todo el toreo, de toda la gente de bien que, simplemente, quiere ejercer en libertad su profesión o, en el caso de los aficionados, disfrutar de aquello que le gusta porque le emociona y le aporta sensaciones únicas a nivel personal. ¡Basta ya! ante la cascada de inmundicias y comentarios indecentes que se vuelcan en las redes sociales contra la gente amante de la Tauromaquia procedente de aquéllos que se declaran contrario a ella. Que poder ser, se puede serlo, pero sin invadir nunca, y muchos menos agredir, el ámbito del derecho de quienes sí son partidarios de esta manifestación cultural.

 

Tras la muerte de Víctor Barrio en la Plaza de Toros de Teruel, las reacciones de indecencia humana, fiel reflejo del escalón más bajo de la mezquindad y la miseria de las personas que incurren en ella, han sobrepasado todos los límites. La celebración de la muerte de una persona es del todo inaceptable en una sociedad moderna que se precie de serlo. Es insoportable y condenable. Sin margen alguno. Sin niveles tampoco. Da igual la gravedad de lo que se diga: el solo hecho de celebrar y desear la muerte de otra persona ya alcanza el grado más alto de gravedad y, por tanto, de lo que no se puede permitir. Y de lo que hay que perseguir para que tenga sus consecuencias. No vale que cualquiera diga o escriba la primera barbaridad que se le ocurra, que eso atente contra la dignidad más íntima de otro y que ello quede en nada. Mucho menos aún, cuando ese otro, como es el caso de Víctor Barrio, muere en el ejercicio libre y consciente de su profesión, de aquello a lo que decidió dedicar su vida, ofreciéndola por entero cada tarde que se vistió de torero hasta perderla, insistimos, en el ejercicio de esa elección.

 

La punta del iceberg de la cantidad de inmundicias que se han dicho o escrito a partir de la muerte de Víctor Barrio la representa el tuit escrito y publicado por un profesor de la Consejería de Educación, Investigación, Cultura y Deporte de la Comunidad de Valencia, en el que celebra lo sucedido, se jacta de ello e incurre en aberraciones de difícil transcripción. Un hecho inadmisible ante el que el mundo del toro y mucha gente de bien ha dicho ¡basta ya! y han emprendido una campaña de recogida de firmas a través de la web charge.org con la que se reclama que se le retire el título de Magisterio y se le inhabilite para la docencia. Porque no es permisible que alguien que se exprese así tenga en sus manos la educación de niños y jóvenes.

  

Miguel Ángel Perera se une a esta campaña y quiere difundirla. Por eso te invitamos a que entres en el enlace que adjuntamos y unas tu firma en esta petición, impulsada, por cierto, por una persona que, al comienzo de su redacción, se identifica como no taurina. Alguien, sencillamente, tolerante con la libertad de los demás como quiere que se sea con la suya. Como debe ser. Porque nadie puede quedarse impasible ante hechos como el protagonizado por este todavía profesor valenciano, es por lo que Miguel Ángel Perera te invita a que firmes la petición para que surta los efectos oportunos. Puedes acceder a ella en el siguiente enlace:

 

Recogida de firmas para inhabilitación de profesor valenciano

  

Para Perera, “es la hora de la reacción. Creo que hemos llegado al techo de lo soportable. Ya no cabe más inacción. Hay que actuar contra todo aquél que, como en este caso, atenta contra la dignidad personal más sagrada. No se pueden consentir más hechos así. No, al menos, sin que caiga sobre ellos todo el paso de las consecuencias legales y administrativas que la ley pone a nuestro alcance”

¡Basta ya!

¡Basta ya! Es el clamor unánime de todo el toreo, de toda la gente de bien que, simplemente, quiere ejercer en libertad su profesión o, en el caso de los aficionados, disfrutar de aquello que le gusta porque le emociona y le aporta sensaciones únicas a nivel personal. ¡Basta ya! ante la cascada de inmundicias y comentarios indecentes que se vuelcan en las redes sociales contra la gente amante de la Tauromaquia procedente de aquéllos que se declaran contrario a ella. Que poder ser, se puede serlo, pero sin invadir nunca, y muchos menos agredir, el ámbito del derecho de quienes sí son partidarios de esta manifestación cultural.

 

Tras la muerte de Víctor Barrio en la Plaza de Toros de Teruel, las reacciones de indecencia humana, fiel reflejo del escalón más bajo de la mezquindad y la miseria de las personas que incurren en ella, han sobrepasado todos los límites. La celebración de la muerte de una persona es del todo inaceptable en una sociedad moderna que se precie de serlo. Es insoportable y condenable. Sin margen alguno. Sin niveles tampoco. Da igual la gravedad de lo que se diga: el solo hecho de celebrar y desear la muerte de otra persona ya alcanza el grado más alto de gravedad y, por tanto, de lo que no se puede permitir. Y de lo que hay que perseguir para que tenga sus consecuencias. No vale que cualquiera diga o escriba la primera barbaridad que se le ocurra, que eso atente contra la dignidad más íntima de otro y que ello quede en nada. Mucho menos aún, cuando ese otro, como es el caso de Víctor Barrio, muere en el ejercicio libre y consciente de su profesión, de aquello a lo que decidió dedicar su vida, ofreciéndola por entero cada tarde que se vistió de torero hasta perderla, insistimos, en el ejercicio de esa elección.

 

La punta del iceberg de la cantidad de inmundicias que se han dicho o escrito a partir de la muerte de Víctor Barrio la representa el tuit escrito y publicado por un profesor de la Consejería de Educación, Investigación, Cultura y Deporte de la Comunidad de Valencia, en el que celebra lo sucedido, se jacta de ello e incurre en aberraciones de difícil transcripción. Un hecho inadmisible ante el que el mundo del toro y mucha gente de bien ha dicho ¡basta ya! y han emprendido una campaña de recogida de firmas a través de la web charge.org con la que se reclama que se le retire el título de Magisterio y se le inhabilite para la docencia. Porque no es permisible que alguien que se exprese así tenga en sus manos la educación de niños y jóvenes.

  

Miguel Ángel Perera se une a esta campaña y quiere difundirla. Por eso te invitamos a que entres en el enlace que adjuntamos y unas tu firma en esta petición, impulsada, por cierto, por una persona que, al comienzo de su redacción, se identifica como no taurina. Alguien, sencillamente, tolerante con la libertad de los demás como quiere que se sea con la suya. Como debe ser. Porque nadie puede quedarse impasible ante hechos como el protagonizado por este todavía profesor valenciano, es por lo que Miguel Ángel Perera te invita a que firmes la petición para que surta los efectos oportunos. Puedes acceder a ella en el siguiente enlace:

 

Recogida de firmas para inhabilitación de profesor valenciano

  

Para Perera, “es la hora de la reacción. Creo que hemos llegado al techo de lo soportable. Ya no cabe más inacción. Hay que actuar contra todo aquél que, como en este caso, atenta contra la dignidad personal más sagrada. No se pueden consentir más hechos así. No, al menos, sin que caiga sobre ellos todo el paso de las consecuencias legales y administrativas que la ley pone a nuestro alcance”

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