De nuevo se ceba el infortunio con Miguel Ángel Perera el día de su segunda reaparición tras el percance del pasado 16 de agosto en San Sebastián. Obligado a parar cinco días más tras su primer regreso en Bilbao, el extremeño ha resultado cogido hoy de nuevo en Cuenca cuando quitaba con el capote al primero de su par. En un ajustado quite por gaoneras, el ejemplar de La Palmosilla lo arrolló y lo tiró al suelo, donde hizo por él en unos instantes interminables. Como consecuencia, Miguel Ángel sufre una cornada interna en el gemelo izquierdo con trayectoria ascendente de siete centímetros, de la que fue intervenido en la propia plaza de toros nada más terminar la corrida.
A pesar de este percance, se rehizo Perera para construir una faena tan sincera como profunda, iniciada en los medios con pases por la espalda muy ajustados. Fue el prólogo de una composición que tuvo su cenit en el toreo en redondo, más despacio en cada serie. Tuvo nobleza, repetición y humillación el toro y Miguel Ángel lo cuajó reduciendo el ritmo de los muletazos y prolongando su duración. Cambió el toro a partir de media faena, momento en el que el extremeño redujo al máximo los espacios en circulares sin solución de continuidad. Pinchó en dos ocasiones antes de la estocada final, por lo que se quedó sin premio.
Dominador ante el quinto, un toro que no le dio una sola opción de lucimiento. Se quedó corto y soltó la cara con fealdad para defenderse derrotando ante la muleta. Opuso firmeza el torero, aun sin esperanza de poder encontrar recompensa alguna, como así fue. Sí la tuvo del público conquense, que agradeció con una cerrada ovación la entrega sin condiciones de Miguel Ángel Perera a pesar de estar herido.
De nuevo se ceba el infortunio con Miguel Ángel Perera el día de su segunda reaparición tras el percance del pasado 16 de agosto en San Sebastián. Obligado a parar cinco días más tras su primer regreso en Bilbao, el extremeño ha resultado cogido hoy de nuevo en Cuenca cuando quitaba con el capote al primero de su par. En un ajustado quite por gaoneras, el ejemplar de La Palmosilla lo arrolló y lo tiró al suelo, donde hizo por él en unos instantes interminables. Como consecuencia, Miguel Ángel sufre una cornada interna en el gemelo izquierdo con trayectoria ascendente de siete centímetros, de la que fue intervenido en la propia plaza de toros nada más terminar la corrida.
A pesar de este percance, se rehizo Perera para construir una faena tan sincera como profunda, iniciada en los medios con pases por la espalda muy ajustados. Fue el prólogo de una composición que tuvo su cenit en el toreo en redondo, más despacio en cada serie. Tuvo nobleza, repetición y humillación el toro y Miguel Ángel lo cuajó reduciendo el ritmo de los muletazos y prolongando su duración. Cambió el toro a partir de media faena, momento en el que el extremeño redujo al máximo los espacios en circulares sin solución de continuidad. Pinchó en dos ocasiones antes de la estocada final, por lo que se quedó sin premio.
Dominador ante el quinto, un toro que no le dio una sola opción de lucimiento. Se quedó corto y soltó la cara con fealdad para defenderse derrotando ante la muleta. Opuso firmeza el torero, aun sin esperanza de poder encontrar recompensa alguna, como así fue. Sí la tuvo del público conquense, que agradeció con una cerrada ovación la entrega sin condiciones de Miguel Ángel Perera a pesar de estar herido.