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15 de mayo de 2023 - Feria de San Isidro
MADRID
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de EL PARRALEJO y JOSÉ VÁZQUEZ
 
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Ángel Téllez
Isaac Fonseca
 
 
Torear con el alma
 

Cuando se torea así, tan con el alma, poco más se puede reclamar. Si acaso, que la fortuna, ésa que también cuenta en este juego de vida con todo el azar que la vida entraña, sonría en justa correspondencia con ese torear con el alma. Porque lo tuvo Miguel Ángel Perera en las manos. Otro triunfo grande en Madrid. Quién sabe hasta dónde de grande, pero grande de verdad. Tan grande como él toreó y tan grande como Madrid lo sintió. Pero el toreo es un juego de vida donde la fortuna también cuenta y la buena, la que más falta hacía, se la llevó cualquiera de las rachas de aire que hoy tanto molestaron.

 

Porque se empleó con clase a los trastos Camillero-33. Los tomó con franqueza y humillando, sin perder la atención en ellos a pesar del viento. Y se empleó con fijeza y empujando en los dos buenos puyazos de Ángel Rivas. También le ayudó la lidia impecable de Curro Javier. Y, sobre todo, la forma de torearlo de Miguel Ángel Perera, que lo probó sutilmente en un comienzo breve antes de ponerse a torear tan generoso por el pitón derecho. Generoso con el toro, que se iba tras los vuelos de la franela con verdad y mucha clase. Y repitiendo. Genoroso con el público de Madrid, que coreó cada muletazo con la misma intensidad con que emergían. Y generoso con él mismo, con quien es Miguel Ángel Perera y con quien es en Madrid. Sin un aspaviento que sobrara, todo en verdad y de verdad. Entregado y roto, poderoso en el cite, tan de seda en el trazo y tan mandón otra vez para rematar cada pase y cada embestida allí donde merecía. Inmensas las dos tandas por el pitón derecho, con Las Ventas como tantas veces con Miguel Ángel. Se puso al natural y, en la primera serie, aun con el viento queriendo flamear la muleta como si fuera un pañuelo, también de seda, le extrajo muletazos de igual metraje, exigentes de principio a fin y muy encajado el torero. Encajado por entregado, por dado por entero al toreo que pareciera salirle del alma. Se resintió algo más el toro de El Parralejo, excelente siempre, en la segunda tanda al natural, en la que la ligazón ya costó más. Cerró Perera con bernardinas muy ajustadas y muy cerradas, soportando ya entonces las dudas del cinqueño. Pero, como tantas veces, le fue muy injusta la suerte con la espada, tan ingrata. Pinchó varias veces antes de la estocada entera final, que tumbó al burel. Que debió llegar antes, al primer intento, porque en ella iba ese triunfo que Miguel Ángel Perera, su trayectoria, Madrid y su faena merecían. El dolor, ni siquiera la decepción, sino el dolor en su rostro lo expresó todo…

 

Derrochó firmeza, seguridad y sinceridad Miguel Ángel en su primero, de José Vázquez, que tuvo buena condición, pero escaso fondo. Le faltó chispa, ese tipo de toro que se necesita en Madrid para que Madrid cruja. Que lo hizo, con eco, en la hondura con que cantó tres naturales sueltos, robados a lo parado del cinqueño, a los que Perera le imprimió largura y un ritmo al paso, muy lentos. Además, de eso, apenas su disposición pudo mostrar el torero extremeño, muy molestado siempre por el viento que, sobre todo cuando la muleta no iba armada, le descubrió alguna vez. Pero no por eso se excusó, sino que, después de cuidar mucho al toro en el caballo, como de costumbre, como le gusta para dejárselos llegar muy enteros al último tercio, le planteó la faena muy pegado a tablas, para cobijarse en parte del aire y también para darle al astado la ventaja de su querencia. Incluso a gusto estuvo en esos terrenos y en esas circunstancias que no le eran favorables, pero también por esa seguridad y confianza en su poder, le robó al de José Vázquez ese trío de naturales donde se rebosó y se sintió. Cobró más de media estocada en buen sitio al volapié porque el toro no ayudó nada, pero aún así necesitó del descabello. 

Plaza de Toros LAS VENTAS de MADRID. Casi lleno. Se lidian cuatro toros de EL PARRALEJO y dos de JOSÉ VÁZQUEZ
 
Miguel Ángel Perera: silencio y ovación
Ángel Téllez: silencio y silencio
Isaac Fonseca: silencio y ovación
 
 
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15 de mayo de 2023 - Feria de San Isidro
MADRID
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de EL PARRALEJO y JOSÉ VÁZQUEZ
 
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Ángel Téllez
Isaac Fonseca
 
 
Torear con el alma
 

Cuando se torea así, tan con el alma, poco más se puede reclamar. Si acaso, que la fortuna, ésa que también cuenta en este juego de vida con todo el azar que la vida entraña, sonría en justa correspondencia con ese torear con el alma. Porque lo tuvo Miguel Ángel Perera en las manos. Otro triunfo grande en Madrid. Quién sabe hasta dónde de grande, pero grande de verdad. Tan grande como él toreó y tan grande como Madrid lo sintió. Pero el toreo es un juego de vida donde la fortuna también cuenta y la buena, la que más falta hacía, se la llevó cualquiera de las rachas de aire que hoy tanto molestaron.

 

Porque se empleó con clase a los trastos Camillero-33. Los tomó con franqueza y humillando, sin perder la atención en ellos a pesar del viento. Y se empleó con fijeza y empujando en los dos buenos puyazos de Ángel Rivas. También le ayudó la lidia impecable de Curro Javier. Y, sobre todo, la forma de torearlo de Miguel Ángel Perera, que lo probó sutilmente en un comienzo breve antes de ponerse a torear tan generoso por el pitón derecho. Generoso con el toro, que se iba tras los vuelos de la franela con verdad y mucha clase. Y repitiendo. Genoroso con el público de Madrid, que coreó cada muletazo con la misma intensidad con que emergían. Y generoso con él mismo, con quien es Miguel Ángel Perera y con quien es en Madrid. Sin un aspaviento que sobrara, todo en verdad y de verdad. Entregado y roto, poderoso en el cite, tan de seda en el trazo y tan mandón otra vez para rematar cada pase y cada embestida allí donde merecía. Inmensas las dos tandas por el pitón derecho, con Las Ventas como tantas veces con Miguel Ángel. Se puso al natural y, en la primera serie, aun con el viento queriendo flamear la muleta como si fuera un pañuelo, también de seda, le extrajo muletazos de igual metraje, exigentes de principio a fin y muy encajado el torero. Encajado por entregado, por dado por entero al toreo que pareciera salirle del alma. Se resintió algo más el toro de El Parralejo, excelente siempre, en la segunda tanda al natural, en la que la ligazón ya costó más. Cerró Perera con bernardinas muy ajustadas y muy cerradas, soportando ya entonces las dudas del cinqueño. Pero, como tantas veces, le fue muy injusta la suerte con la espada, tan ingrata. Pinchó varias veces antes de la estocada entera final, que tumbó al burel. Que debió llegar antes, al primer intento, porque en ella iba ese triunfo que Miguel Ángel Perera, su trayectoria, Madrid y su faena merecían. El dolor, ni siquiera la decepción, sino el dolor en su rostro lo expresó todo…

 

Derrochó firmeza, seguridad y sinceridad Miguel Ángel en su primero, de José Vázquez, que tuvo buena condición, pero escaso fondo. Le faltó chispa, ese tipo de toro que se necesita en Madrid para que Madrid cruja. Que lo hizo, con eco, en la hondura con que cantó tres naturales sueltos, robados a lo parado del cinqueño, a los que Perera le imprimió largura y un ritmo al paso, muy lentos. Además, de eso, apenas su disposición pudo mostrar el torero extremeño, muy molestado siempre por el viento que, sobre todo cuando la muleta no iba armada, le descubrió alguna vez. Pero no por eso se excusó, sino que, después de cuidar mucho al toro en el caballo, como de costumbre, como le gusta para dejárselos llegar muy enteros al último tercio, le planteó la faena muy pegado a tablas, para cobijarse en parte del aire y también para darle al astado la ventaja de su querencia. Incluso a gusto estuvo en esos terrenos y en esas circunstancias que no le eran favorables, pero también por esa seguridad y confianza en su poder, le robó al de José Vázquez ese trío de naturales donde se rebosó y se sintió. Cobró más de media estocada en buen sitio al volapié porque el toro no ayudó nada, pero aún así necesitó del descabello. 

Plaza de Toros LAS VENTAS de MADRID. Casi lleno. Se lidian cuatro toros de EL PARRALEJO y dos de JOSÉ VÁZQUEZ
 
Miguel Ángel Perera: silencio y ovación
Ángel Téllez: silencio y silencio
Isaac Fonseca: silencio y ovación
 
 
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