Comienza a lo grande Miguel Ángel Perera su intenso arranque del mes de septiembre con una tarde plena y de disfrute en Cuéllar coronada con el corte de tres orejas a su lote de toros de Alcurrucén. Un lote caracterizado por su nobleza, pero al que le faltó más entrega en las embestidas para responder a la exigencia por abajo que es condición sine quanonen el concepto pererista. Actuación de fondo del torero extremeño, de paciencia, de firmeza, de seguridad y de frescura para extraer de sus oponentes hasta la última de sus embestidas.
Dos orejas cortó del primero de ellos. Dicho queda, muy noble y de suave acometida, que se desplazó boyante, aunque le faltó remate porque terminaba las embestidas a media altura. Y eso que intentó siempre Perera corregírselo sin forzarlo, pulseándolo y empujándolo hacia adelante. Fue el suyo un trasteo de distancias y alturas perfectas, de impecable técnica escondida tras el temple que fue el denominador común de todas sus tandas por ambos pitones. Enterró las plantas en el tramo final para torear por circulares enrollándose por completo al de Alcurrucén en la cintura. Cobró una gran estocada y obtuvo el doble premio.
Redondeó su balance con otra oreja más del segundo de su lote, noble también, pero al que hubo de hacerle las cosas muy bien para que no se descompusiera porque también tenía mejores inicios que finales. Otra vez emergió el temple magistral de Miguel Ángel, su sutil manera de pulsear las embestidas cuando se trata de corregirlas sin forzarlas. Faena de importante fondo técnico, rematada con luquesinas que fueron el broche de su transmisión con el tendido. Mató pronto también para sumar su tercer trofeo de la tarde. Una tarde de fondo y disfrute.
Comienza a lo grande Miguel Ángel Perera su intenso arranque del mes de septiembre con una tarde plena y de disfrute en Cuéllar coronada con el corte de tres orejas a su lote de toros de Alcurrucén. Un lote caracterizado por su nobleza, pero al que le faltó más entrega en las embestidas para responder a la exigencia por abajo que es condición sine quanonen el concepto pererista. Actuación de fondo del torero extremeño, de paciencia, de firmeza, de seguridad y de frescura para extraer de sus oponentes hasta la última de sus embestidas.
Dos orejas cortó del primero de ellos. Dicho queda, muy noble y de suave acometida, que se desplazó boyante, aunque le faltó remate porque terminaba las embestidas a media altura. Y eso que intentó siempre Perera corregírselo sin forzarlo, pulseándolo y empujándolo hacia adelante. Fue el suyo un trasteo de distancias y alturas perfectas, de impecable técnica escondida tras el temple que fue el denominador común de todas sus tandas por ambos pitones. Enterró las plantas en el tramo final para torear por circulares enrollándose por completo al de Alcurrucén en la cintura. Cobró una gran estocada y obtuvo el doble premio.
Redondeó su balance con otra oreja más del segundo de su lote, noble también, pero al que hubo de hacerle las cosas muy bien para que no se descompusiera porque también tenía mejores inicios que finales. Otra vez emergió el temple magistral de Miguel Ángel, su sutil manera de pulsear las embestidas cuando se trata de corregirlas sin forzarlas. Faena de importante fondo técnico, rematada con luquesinas que fueron el broche de su transmisión con el tendido. Mató pronto también para sumar su tercer trofeo de la tarde. Una tarde de fondo y disfrute.