20210803 huelva02
3 de agosto de 2021
HUELVA
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de JUAN PEDRO DOMECQ y PARLADÉ
 
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Roca Rey
David de Miranda
 
PERERA INDULTA A VITOREADO-28
 

La tarde se había puesto a revienta calderas, pero no se le podía ir. Era Huelva, su Huelva. Donde manda. Donde no cede. Donde tantas veces ha sido el mejor Perera posible en el momento más necesario. Como hoy. Otra vez. Siempre Perera en Huelva. Estaba arreado. Se le notaba en los gestos. En los de la cara y en los de todo su cuerpo. Era nervio, hambre. Estaba arreado. Y como vio pronto que el toro se podía mover, lo cuidó sumamente en el caballo, a lo que ayudó el tacto de seda en los vuelos del capote de Javier Ambel. Providencial. Como extraordinarios Curro Javier y Vicente Herrera, apostando en banderillas y ganando. Por eso se desmonteraron. Fue, otra vez, el preámbulo a todo lo demás, a mucho más. Empezando por el comienzo de rodillas en los medios. Esa declaración de intenciones que tantas cosas significa. Que no es adorno ni guiño a la galería, sino moneda al aire de quien solo acepta cara, nada de cruz. Se lo pasó por la espalda congelando el aliento de la plaza, de cerca, de ajustado, pero al tercero ya estaba encajado toreando en redondo como si estuviera de pie. Pero de rodillas. Largo y templado. Y ligado. Mandón. La mecha estaba prendida.

 

De dinamitar una vez más las Colombinas se fue encargando Miguel Ángel en cada tanda a Vitoreado-28, de Parladé, un buen toro que todo lo buscaba por abajo. Y por abajo se lo daba el torero. Era como un desafío, a ver quién le tocaba antes las entrañas a la tierra. Ligaba el torero las series en redondo como si fueran un único muletazo que no terminara nunca. No había final de pase ni comienzo del primero, sino el cite para el primero y luego toreo del que enrosca el toro a la cintura del hombre. Le costó más al de Parladé por el pitón izquierdo, de ahí que los muletazos fueran de uno en uno hasta que, otra vez el misterio insondable e infalible del temple, los hilara en cascada, largos y exigentes. Empezó a sonar el run run entre la gente, que se fue desperezando en clamor cuando Miguel Ángel Perera decidió anclar sus pies como raíces al ruedo onubense y pasarse al toro por todos los sitios posibles, inmóvil él, todo confiado a su mando, a su corazón y a sus brazos en una tanda sin fin de luquesinas que el de Parladé se tragó sin abrir la boca, noble y sin el menor aspaviento. El torero intentó en varias ocasiones perfilarse y montar la espada, pero más arreciaba la petición de perdón del público. El paco insistía en que entrara a matar, pero era imposible hacerlo enmedio de aquel jaleo que crecía en oles cuando, entre intentos de montar la espada, seguía toreando. Perera preguntaba a todo el mundo qué hacer y la seguridad del palco empezó a dudar frente al clamor hasta derivar en el pañuelo naranja que le abría a Vitoreado-28 las puertas de la vida. Otra vez lo había hecho Perera: mandar en Huelva. Imponerse. Su gesto al cielo, como de liberación, mientras el toro se perdía por los fondos de chiqueros, de vuelta a la libertad, lo decía todo: Miguel Ángel acababa de renovar el cetro de una plaza, que ya es mucho más que un talismán. El palco le concedió las dos orejas simbólicas.

 

Un trofeo portaba ya en su esportón del primero de la tarde, un toro de Juan Pedro Domecq de tanta nobleza y calidad como escasas fuerzas. Las administró el diestro de Badajoz en todos los tercios y exprimió su jugo ya en la muleta en un puñado de series de largo metraje, ajuste impecable y un prodigioso sentido del temple. Le costó a la gente meterse en el trasteo, pero lo terminó haciendo en virtud del impacto creciente que le imprimió Perera a base de su concepto de profundidad. La estocada fue de rápido efecto. 

Plaza de Toros LA MERCED de HUELVA. Lleno de "No hay billetes" del aforo permitido. Se lidian cinco toros de JUAN PEDRO DOMECQ y uno (el cuarto) de PARLADÉ.
 
Miguel Ángel Perera: oreja y dos orejas simbólicas
Roca Rey: dos orejas y ovación
David de Miranda: oreja y oreja
 
Se desmonteran Javier AmbelCurro Javier y Vicente Herrera.
 
 
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3 de agosto de 2021
HUELVA
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de JUAN PEDRO DOMECQ y PARLADÉ
 
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Roca Rey
David de Miranda
 
PERERA INDULTA A VITOREADO-28
 

La tarde se había puesto a revienta calderas, pero no se le podía ir. Era Huelva, su Huelva. Donde manda. Donde no cede. Donde tantas veces ha sido el mejor Perera posible en el momento más necesario. Como hoy. Otra vez. Siempre Perera en Huelva. Estaba arreado. Se le notaba en los gestos. En los de la cara y en los de todo su cuerpo. Era nervio, hambre. Estaba arreado. Y como vio pronto que el toro se podía mover, lo cuidó sumamente en el caballo, a lo que ayudó el tacto de seda en los vuelos del capote de Javier Ambel. Providencial. Como extraordinarios Curro Javier y Vicente Herrera, apostando en banderillas y ganando. Por eso se desmonteraron. Fue, otra vez, el preámbulo a todo lo demás, a mucho más. Empezando por el comienzo de rodillas en los medios. Esa declaración de intenciones que tantas cosas significa. Que no es adorno ni guiño a la galería, sino moneda al aire de quien solo acepta cara, nada de cruz. Se lo pasó por la espalda congelando el aliento de la plaza, de cerca, de ajustado, pero al tercero ya estaba encajado toreando en redondo como si estuviera de pie. Pero de rodillas. Largo y templado. Y ligado. Mandón. La mecha estaba prendida.

 

De dinamitar una vez más las Colombinas se fue encargando Miguel Ángel en cada tanda a Vitoreado-28, de Parladé, un buen toro que todo lo buscaba por abajo. Y por abajo se lo daba el torero. Era como un desafío, a ver quién le tocaba antes las entrañas a la tierra. Ligaba el torero las series en redondo como si fueran un único muletazo que no terminara nunca. No había final de pase ni comienzo del primero, sino el cite para el primero y luego toreo del que enrosca el toro a la cintura del hombre. Le costó más al de Parladé por el pitón izquierdo, de ahí que los muletazos fueran de uno en uno hasta que, otra vez el misterio insondable e infalible del temple, los hilara en cascada, largos y exigentes. Empezó a sonar el run run entre la gente, que se fue desperezando en clamor cuando Miguel Ángel Perera decidió anclar sus pies como raíces al ruedo onubense y pasarse al toro por todos los sitios posibles, inmóvil él, todo confiado a su mando, a su corazón y a sus brazos en una tanda sin fin de luquesinas que el de Parladé se tragó sin abrir la boca, noble y sin el menor aspaviento. El torero intentó en varias ocasiones perfilarse y montar la espada, pero más arreciaba la petición de perdón del público. El paco insistía en que entrara a matar, pero era imposible hacerlo enmedio de aquel jaleo que crecía en oles cuando, entre intentos de montar la espada, seguía toreando. Perera preguntaba a todo el mundo qué hacer y la seguridad del palco empezó a dudar frente al clamor hasta derivar en el pañuelo naranja que le abría a Vitoreado-28 las puertas de la vida. Otra vez lo había hecho Perera: mandar en Huelva. Imponerse. Su gesto al cielo, como de liberación, mientras el toro se perdía por los fondos de chiqueros, de vuelta a la libertad, lo decía todo: Miguel Ángel acababa de renovar el cetro de una plaza, que ya es mucho más que un talismán. El palco le concedió las dos orejas simbólicas.

 

Un trofeo portaba ya en su esportón del primero de la tarde, un toro de Juan Pedro Domecq de tanta nobleza y calidad como escasas fuerzas. Las administró el diestro de Badajoz en todos los tercios y exprimió su jugo ya en la muleta en un puñado de series de largo metraje, ajuste impecable y un prodigioso sentido del temple. Le costó a la gente meterse en el trasteo, pero lo terminó haciendo en virtud del impacto creciente que le imprimió Perera a base de su concepto de profundidad. La estocada fue de rápido efecto. 

Plaza de Toros LA MERCED de HUELVA. Lleno de "No hay billetes" del aforo permitido. Se lidian cinco toros de JUAN PEDRO DOMECQ y uno (el cuarto) de PARLADÉ.
 
Miguel Ángel Perera: oreja y dos orejas simbólicas
Roca Rey: dos orejas y ovación
David de Miranda: oreja y oreja
 
Se desmonteran Javier AmbelCurro Javier y Vicente Herrera.
 
 
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