20190509 sevilla02
9 de mayo de 2019
SEVILLA
Feria de ABRIL
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
SANTIAGO DOMECQ
El Cid
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Paco Ureña
  
ACARICIAR UN SUEÑO...
 

Los sueños tienen tacto. Son tangibles, se pueden tocar. Y acariciar. Lo sabe bien Miguel Ángel Perera, que hoy acarició con más precisión y certeza que nunca ese sueño aún pendiente de ver qué cara tiene Triana cuando cae la tarde y la puerta que te declara príncipe del toreo te abre por entero los brazos. Pero hay otro sueño con el que los toreros se alimentan el alma cuando saben cerca su encuentro con Sevilla. Enamorarla, cautivarla, conquistarla, tocarle el corazón, sentir que se te entrega… Hoy pasó. Hoy ha cumplido Miguel Ángel ese sueño tan íntimo para los toreros de sentir a Sevilla como los toreros sueñan a Sevilla. Dice él mismo que ha sido la faena que más ha disfrutado en la Maestranza en su vida. Y no hace falta que lo jure. Tan transparente como es, lo fue cantando a cada paso por la piel erizada de Sevilla, conforma componía su sinfonía más hermosa y redonda en esta plaza. Lo había toreado ya muy templado con el capote. Y muy ajustado también en el quite por chicuelinas en los medios. Y lo midió en el caballo. Y le agrandó sus virtudes Javier Ambel en una lidia de seda cara. Y lo cuajó Curro Javier en un tercio de banderillas inmenso. Qué cuadrilla, Dios, qué cuadrilla…

 

Y tan seguro de sí mismo como cuando es más Perera, echó rodillas a tierra en los medios y aguantó estoico e inmóvil el reparo del toro de Santiago Domecq por arrancarse. Flotaba en el ambiente una mezcla de sensación de angustia que, en cambio, tamizaba la serena seguridad con que el torero seguía esperando el envite con su oponente. Y fue llegando éste poco a poco, lentamente, paso a paso. Y cuando se arrancó, se lo pasó Miguel Ángel por la espalda, cortando el aire que, ahí, debía quemar. Y, a continuación, por el pecho. Y, después, otra vez por la espalda. Y otra vez por el pecho. Y la angustia se tornó admiración y la Maestranza empezó a sentir que iba a pasar algo grande. Algo grande que se fue haciendo muy grande hasta el punto de inolvidable en cada tanda de muletazos de Perera. Primero, por el pitón derecho. Muy despacio, muy largo desde el cite hasta que soltaba al toro detrás de la cadera para recogerlo otra vez y sumergirse el torero en la profundidad de cada muletazo. Toreando para sí. Encajado y como volando a un tiempo, firme pero leve como quien acaricia lo que más quiere. Cada serie mejoraba a la anterior en dimensión, en cuajo y en poso. Quiso entonces Miguel Ángel sentir lo mismo al natural, por el pitón izquierdo y, aunque al toro le costó al principio un poco más, lo fue embarcando en la inspiración de su momento y lo crujió con el áurea de la belleza que se rompe de bonita. Que era Sevilla y cuando en Sevilla se torea así, más que torear, se sueña. Cuando la faena ya estaba casi concluida, quiso el diestro abrocharla de verdad con una última tanda por el lado derecho que fue excelsa, como el compendio de todo lo que había escrito hasta entonces sobre la piel de oro de una Maestranza entregada de verdad. No podía fallar Perera, que se fue tras la espada derecho como una vela y como si le fuera en el empeño todo cuanto es. Y cayó la estocada entera. Y cayó pronto el toro. Y pidió la Maestranza con fuerza las dos orejas. Sólo una concedió el presidente, que oyó al final de todo la bronca del público. Tantos no pueden estar equivocados… Tras la vuelta al ruedo a Aperador-31, la de Miguel Ángel Perera, quien, tan transparente como es, declaraba con la expresión de felicidad de su cara lo que sentía por dentro después de haber sentido cómo es el tacto de un sueño. El sueño de enamorar a Sevilla.

 

La posibilidad de la Puerta del Príncipe era para él más cierta que nunca. Y todo se le hizo al segundo toro de Santiago Domecq a favor de que rompiera hacia adelante. Igual apuntaba el buen aire de su embestida encendida, igual se vencía por dentro al relance de los capotes, con el que, por cierto, lo cuajó de manera magistral Curro Javier, que, como ya había hecho en banderillas antes, se desmonteró atendiendo la invitación a hacerlo de su torero con la Maestranza puesta en pie tras una lidia de oro. Javier Ambel y Vicente Herrera firmaron sendos pares soberbios e Ignacio Rodríguez, como antes Paco Doblado, se marcharon entre aplausos de los aficionados tras sus respectivos tercios de varas. La tarde de la cuadrilla de Miguel Ángel Perera hoy es de las que no se olvidan por mucho tiempo. Brindó el torero a su suegro, el maestro Pedro Gutiérrez Moya Niño de la Capea y abrió su faena ante la puerta donde se cumplen todos los sueños, muy quieto, emotivo y emocionante, vibrante. Pero fue de lo poco lucido que ya permitió el de Santiago Domecq, que cambió sorprendentemente. Por el pitón derecho, se acostaba y se metía. Por el izquierdo, no se entregó nunca y se puso áspero, protestando a la muleta, incierto y hasta peligroso. De hecho, alguna vez encogió el ánimo de la gente ante coladas frente a las que el torero hubo de andar presto. Para colmo, se rajó y se fue a tablas, de donde ya no salió. Se puso incómodo para matar y menos mal que anduvo certero Miguel Ángel.

 

No fue el final esperado. Tampoco el que merecía la tarde según se puso. Pero los sueños lo son porque se no se alcanzan todos los días. Pero llegar, llegan. Hoy más que nunca lo sabe Perera, que acarició el sueño que tanto ha soñado mientras enamoraba a Sevilla.

 
Plaza de Toros de SEVILLA. Tres cuartos de plaza. Se lidian toros de SANTIAGO DOMECQ.
 
El Cid: ovación y silencio
Miguel Ángel Perera: oreja con fuerte petición de la segunda y ovación
Paco Ureña: ovación y silencio
 
 
MIGU2224.JPG MIGU2234.JPG MIGU2236.JPG MIGU2242.JPG MIGU2260.JPG MIGU2278.JPG MIGU2286.JPG MIGU2301.JPG MIGU2308.JPG MIGU2330.JPG MIGU2357.JPG MIGU2364.JPG MIGU2370.JPG MIGU2379.JPG MIGU2380.JPG MIGU2415.JPG MIGU2422.JPG MIGU2430.JPG MIGU2431.JPG MIGU2432.JPG MIGU2442.JPG MIGU2447.JPG MIGU2452.JPG MIGU2453.JPG MIGU2457.JPG MIGU2473.JPG MIGU2474.JPG MIGU2482.JPG MIGU2546.JPG MIGU2610.JPG MIGU2622.JPG MIGU2629.JPG MIGU2634.JPG MIGU2639.JPG MIGU2642.JPG MIGU2694.JPG MIGU2701.JPG MIGU2707.JPG MIGU2711.JPG MIGU2723.JPG MIGU2725.JPG MIGU2726.JPG MIGU2737.JPG MIGU2740.JPG MIGU2750.JPG MIGU2758.JPG
 

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9 de mayo de 2019
SEVILLA
Feria de ABRIL
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
SANTIAGO DOMECQ
El Cid
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Paco Ureña
  
ACARICIAR UN SUEÑO...
 

Los sueños tienen tacto. Son tangibles, se pueden tocar. Y acariciar. Lo sabe bien Miguel Ángel Perera, que hoy acarició con más precisión y certeza que nunca ese sueño aún pendiente de ver qué cara tiene Triana cuando cae la tarde y la puerta que te declara príncipe del toreo te abre por entero los brazos. Pero hay otro sueño con el que los toreros se alimentan el alma cuando saben cerca su encuentro con Sevilla. Enamorarla, cautivarla, conquistarla, tocarle el corazón, sentir que se te entrega… Hoy pasó. Hoy ha cumplido Miguel Ángel ese sueño tan íntimo para los toreros de sentir a Sevilla como los toreros sueñan a Sevilla. Dice él mismo que ha sido la faena que más ha disfrutado en la Maestranza en su vida. Y no hace falta que lo jure. Tan transparente como es, lo fue cantando a cada paso por la piel erizada de Sevilla, conforma componía su sinfonía más hermosa y redonda en esta plaza. Lo había toreado ya muy templado con el capote. Y muy ajustado también en el quite por chicuelinas en los medios. Y lo midió en el caballo. Y le agrandó sus virtudes Javier Ambel en una lidia de seda cara. Y lo cuajó Curro Javier en un tercio de banderillas inmenso. Qué cuadrilla, Dios, qué cuadrilla…

 

Y tan seguro de sí mismo como cuando es más Perera, echó rodillas a tierra en los medios y aguantó estoico e inmóvil el reparo del toro de Santiago Domecq por arrancarse. Flotaba en el ambiente una mezcla de sensación de angustia que, en cambio, tamizaba la serena seguridad con que el torero seguía esperando el envite con su oponente. Y fue llegando éste poco a poco, lentamente, paso a paso. Y cuando se arrancó, se lo pasó Miguel Ángel por la espalda, cortando el aire que, ahí, debía quemar. Y, a continuación, por el pecho. Y, después, otra vez por la espalda. Y otra vez por el pecho. Y la angustia se tornó admiración y la Maestranza empezó a sentir que iba a pasar algo grande. Algo grande que se fue haciendo muy grande hasta el punto de inolvidable en cada tanda de muletazos de Perera. Primero, por el pitón derecho. Muy despacio, muy largo desde el cite hasta que soltaba al toro detrás de la cadera para recogerlo otra vez y sumergirse el torero en la profundidad de cada muletazo. Toreando para sí. Encajado y como volando a un tiempo, firme pero leve como quien acaricia lo que más quiere. Cada serie mejoraba a la anterior en dimensión, en cuajo y en poso. Quiso entonces Miguel Ángel sentir lo mismo al natural, por el pitón izquierdo y, aunque al toro le costó al principio un poco más, lo fue embarcando en la inspiración de su momento y lo crujió con el áurea de la belleza que se rompe de bonita. Que era Sevilla y cuando en Sevilla se torea así, más que torear, se sueña. Cuando la faena ya estaba casi concluida, quiso el diestro abrocharla de verdad con una última tanda por el lado derecho que fue excelsa, como el compendio de todo lo que había escrito hasta entonces sobre la piel de oro de una Maestranza entregada de verdad. No podía fallar Perera, que se fue tras la espada derecho como una vela y como si le fuera en el empeño todo cuanto es. Y cayó la estocada entera. Y cayó pronto el toro. Y pidió la Maestranza con fuerza las dos orejas. Sólo una concedió el presidente, que oyó al final de todo la bronca del público. Tantos no pueden estar equivocados… Tras la vuelta al ruedo a Aperador-31, la de Miguel Ángel Perera, quien, tan transparente como es, declaraba con la expresión de felicidad de su cara lo que sentía por dentro después de haber sentido cómo es el tacto de un sueño. El sueño de enamorar a Sevilla.

 

La posibilidad de la Puerta del Príncipe era para él más cierta que nunca. Y todo se le hizo al segundo toro de Santiago Domecq a favor de que rompiera hacia adelante. Igual apuntaba el buen aire de su embestida encendida, igual se vencía por dentro al relance de los capotes, con el que, por cierto, lo cuajó de manera magistral Curro Javier, que, como ya había hecho en banderillas antes, se desmonteró atendiendo la invitación a hacerlo de su torero con la Maestranza puesta en pie tras una lidia de oro. Javier Ambel y Vicente Herrera firmaron sendos pares soberbios e Ignacio Rodríguez, como antes Paco Doblado, se marcharon entre aplausos de los aficionados tras sus respectivos tercios de varas. La tarde de la cuadrilla de Miguel Ángel Perera hoy es de las que no se olvidan por mucho tiempo. Brindó el torero a su suegro, el maestro Pedro Gutiérrez Moya Niño de la Capea y abrió su faena ante la puerta donde se cumplen todos los sueños, muy quieto, emotivo y emocionante, vibrante. Pero fue de lo poco lucido que ya permitió el de Santiago Domecq, que cambió sorprendentemente. Por el pitón derecho, se acostaba y se metía. Por el izquierdo, no se entregó nunca y se puso áspero, protestando a la muleta, incierto y hasta peligroso. De hecho, alguna vez encogió el ánimo de la gente ante coladas frente a las que el torero hubo de andar presto. Para colmo, se rajó y se fue a tablas, de donde ya no salió. Se puso incómodo para matar y menos mal que anduvo certero Miguel Ángel.

 

No fue el final esperado. Tampoco el que merecía la tarde según se puso. Pero los sueños lo son porque se no se alcanzan todos los días. Pero llegar, llegan. Hoy más que nunca lo sabe Perera, que acarició el sueño que tanto ha soñado mientras enamoraba a Sevilla.

 
Plaza de Toros de SEVILLA. Tres cuartos de plaza. Se lidian toros de SANTIAGO DOMECQ.
 
El Cid: ovación y silencio
Miguel Ángel Perera: oreja con fuerte petición de la segunda y ovación
Paco Ureña: ovación y silencio
 
 
MIGU2224.JPG MIGU2234.JPG MIGU2236.JPG MIGU2242.JPG MIGU2260.JPG MIGU2278.JPG MIGU2286.JPG MIGU2301.JPG MIGU2308.JPG MIGU2330.JPG MIGU2357.JPG MIGU2364.JPG MIGU2370.JPG MIGU2379.JPG MIGU2380.JPG MIGU2415.JPG MIGU2422.JPG MIGU2430.JPG MIGU2431.JPG MIGU2432.JPG MIGU2442.JPG MIGU2447.JPG MIGU2452.JPG MIGU2453.JPG MIGU2457.JPG MIGU2473.JPG MIGU2474.JPG MIGU2482.JPG MIGU2546.JPG MIGU2610.JPG MIGU2622.JPG MIGU2629.JPG MIGU2634.JPG MIGU2639.JPG MIGU2642.JPG MIGU2694.JPG MIGU2701.JPG MIGU2707.JPG MIGU2711.JPG MIGU2723.JPG MIGU2725.JPG MIGU2726.JPG MIGU2737.JPG MIGU2740.JPG MIGU2750.JPG MIGU2758.JPG
 
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