20180814 malaga02
14 de agosto de 2018
MÁLAGA
Feria de AGOSTO
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
FUENTE YMBRO
Antonio Ferrera
Sebastián Castella
MIGUEL ÁNGEL PERERA
  
TODO PICASSO EN UN NATURAL
 

Si Picasso es lo único, lo diferente, lo irrepetible, lo que surge espontáneo y ya dura para siempre, lo genuino, lo genial, lo que deslumbra, lo que impacta… todo Picasso está en el natural con el que Miguel Ángel Perera ha tocado hoy la cima de su toreo y del toreo mismo ante el quinto toro de la tarde en la picassiana malagueña. Ya antes lo había toreado con mando y tacto a un tiempo por el pitón derecho, prolongando y multiplicando la embestida del buen ejemplar de Fuente Ymbro. Cogió entonces la pañosa con la zurda y los naturales fluyeron limpios y puros, cristalinos y derramados en una serie que tenía también la emoción y el pellizco de la ligazón. Entonces, enmedio de todo eso, Perera le echó tela muy por delante a Jurista-38, que la tomó tan por abajo como el torero se la había presentado. Y así, desde muy lejos y muy por abajo, con el palillo apenas sostenido con la yema de los dedos, se trajo para sí toda la embestida, se encajó en su propio abandono, natural y desmayado, se pasó por la barriga el toro en el tiempo que uno ve pasar un tren entero con su locomotora y todos los vagones juntos –infinito en el tiempo y en el ritmo- y se lo llevó hacia atrás prolongando lo que parecía no terminar nunca de tan lento como todo pasó. Málaga exclamó su ole como exclama quien siente que le han tocado la fibra del alma. Fue el natural perfecto. Exacto de todo. El que sueñan los toreros cuando sueñan que torean al natural. Todo el toreo en un único muletazo. Todo Picasso en un natural. Por único, por diferente, por irrepetible, por eterno, por genuino, por deslumbrante, por impactante… Se rompieron el torero y el hombre y se agotó el toro, que ya no pudo más. ¿Qué más puede haber después de lo perfecto? Una pena porque, después de aquello, de haber resistido, al menos, una tanda más el animal, Miguel Ángel Perera habría podido culminar una obra inmensa. No continua, pero sí inmensa. Pinchó arriba primero y cobró una de las mejores estocadas de su año después. Debió valer. Y así lo entendió Málaga, que pidió el premio con fuerza, pero el criterio del palco fue otro y Perera hubo de conformarse con la importante ovación de La Malagueta, el escenario revestido hoy de la realidad picassiana para que toda la fantasía del genio se reuniera en un natural, en un único natural… Por cierto que antes, su cuadrilla protagonizó otro precioso tercio de banderillas con Javier Ambel genial en la brega, Curro Javier jugándose el tipo sin cuentos en dos pares muy de verdad y Guillermo Barbero firmando otro excelente.

 

En la medida de lo que es habitual en él y de lo que se ha convertido ya en el denominador común de esta temporada, cuajó Miguel Ángel al toro de Fuente Ymbro que hizo primero de su lote en un ramillete de profusas y profundas tandas por el pitón derecho, muy exigentes desde el cite por la forma en que bajó la mano y en que desenmuñecó el muletazo tan atrás de la cadera. Cantó con el mismo eco la hondura de cada pase, que retumbaba entre las toreografías de Loren Pallatier, en un canto del toreo más puro que tanto hubiera inspirado al propio Picasso. Tan despacio como enganchaba y conducía Miguel Ángel a su oponente, así se estiraba y prolongaba el ole de Málaga, muy metida en la obra del extremeño. Fue bueno el toro por el pitón diestro, tenía clase y entrega y repetía, lo que permitía a Perera ligar las series a base de dejar la muleta en la cara y girar sobre sus talones. Cada tanda superaba a la anterior en su dimensión total. En su metraje, en su profundidad, en el aroma que dejaba prendido de la tarde malagueña. Hubo un tiempo muerto que fue la prueba que hizo Miguel Ángel de torear igual por el pitón izquierdo, pero por ahí, pareció otro toro, así que regresó a diestras para ampliar la redondez de su conjunto. Ya con el capote lo toreó a placer y con mucho gusto de salida, en un recibo a la verónica que destiló cadencia, ritmo y torería, mucha torería. Como la hubo también en el inmenso tercio de banderillas de su cuadrilla. Curro Javier arrancó la ovación del tendido por su brega impecable, inteligente y majestuosa. Javier Ambel se marcó dos pares de banderillas sencillamente perfectos en cada uno de sus tiempos. Y Guillermo Barbero, no le anduvo a la zaga en otro par imponente también. Los tres pusieron en pie a Málaga y se destocaron ante su ovación. Como lo hizo Perera al final de su faena, que tuvo sólo la rémora de la espada que se le fue baja. Aún así, asomaron pañuelos pidiéndole la oreja. Así estuvo Miguel Ángel

 
Plaza de Toros de MÁLAGA. Media entrada. Se lidian toros de FUENTE YMBRO
 
Antonio Ferrera: vuelta y ovación
Sebastián Castella: silencio y oreja
Miguel Ángel Perera: ovación y ovación tras fuerte petición
 
Se desmonteran Curro Javier,  Javier Ambel y Guillermo Barbero tras dos grandes tercios de banderillas.
 
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14 de agosto de 2018
MÁLAGA
Feria de AGOSTO
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
FUENTE YMBRO
Antonio Ferrera
Sebastián Castella
MIGUEL ÁNGEL PERERA
  
TODO PICASSO EN UN NATURAL
 

Si Picasso es lo único, lo diferente, lo irrepetible, lo que surge espontáneo y ya dura para siempre, lo genuino, lo genial, lo que deslumbra, lo que impacta… todo Picasso está en el natural con el que Miguel Ángel Perera ha tocado hoy la cima de su toreo y del toreo mismo ante el quinto toro de la tarde en la picassiana malagueña. Ya antes lo había toreado con mando y tacto a un tiempo por el pitón derecho, prolongando y multiplicando la embestida del buen ejemplar de Fuente Ymbro. Cogió entonces la pañosa con la zurda y los naturales fluyeron limpios y puros, cristalinos y derramados en una serie que tenía también la emoción y el pellizco de la ligazón. Entonces, enmedio de todo eso, Perera le echó tela muy por delante a Jurista-38, que la tomó tan por abajo como el torero se la había presentado. Y así, desde muy lejos y muy por abajo, con el palillo apenas sostenido con la yema de los dedos, se trajo para sí toda la embestida, se encajó en su propio abandono, natural y desmayado, se pasó por la barriga el toro en el tiempo que uno ve pasar un tren entero con su locomotora y todos los vagones juntos –infinito en el tiempo y en el ritmo- y se lo llevó hacia atrás prolongando lo que parecía no terminar nunca de tan lento como todo pasó. Málaga exclamó su ole como exclama quien siente que le han tocado la fibra del alma. Fue el natural perfecto. Exacto de todo. El que sueñan los toreros cuando sueñan que torean al natural. Todo el toreo en un único muletazo. Todo Picasso en un natural. Por único, por diferente, por irrepetible, por eterno, por genuino, por deslumbrante, por impactante… Se rompieron el torero y el hombre y se agotó el toro, que ya no pudo más. ¿Qué más puede haber después de lo perfecto? Una pena porque, después de aquello, de haber resistido, al menos, una tanda más el animal, Miguel Ángel Perera habría podido culminar una obra inmensa. No continua, pero sí inmensa. Pinchó arriba primero y cobró una de las mejores estocadas de su año después. Debió valer. Y así lo entendió Málaga, que pidió el premio con fuerza, pero el criterio del palco fue otro y Perera hubo de conformarse con la importante ovación de La Malagueta, el escenario revestido hoy de la realidad picassiana para que toda la fantasía del genio se reuniera en un natural, en un único natural… Por cierto que antes, su cuadrilla protagonizó otro precioso tercio de banderillas con Javier Ambel genial en la brega, Curro Javier jugándose el tipo sin cuentos en dos pares muy de verdad y Guillermo Barbero firmando otro excelente.

 

En la medida de lo que es habitual en él y de lo que se ha convertido ya en el denominador común de esta temporada, cuajó Miguel Ángel al toro de Fuente Ymbro que hizo primero de su lote en un ramillete de profusas y profundas tandas por el pitón derecho, muy exigentes desde el cite por la forma en que bajó la mano y en que desenmuñecó el muletazo tan atrás de la cadera. Cantó con el mismo eco la hondura de cada pase, que retumbaba entre las toreografías de Loren Pallatier, en un canto del toreo más puro que tanto hubiera inspirado al propio Picasso. Tan despacio como enganchaba y conducía Miguel Ángel a su oponente, así se estiraba y prolongaba el ole de Málaga, muy metida en la obra del extremeño. Fue bueno el toro por el pitón diestro, tenía clase y entrega y repetía, lo que permitía a Perera ligar las series a base de dejar la muleta en la cara y girar sobre sus talones. Cada tanda superaba a la anterior en su dimensión total. En su metraje, en su profundidad, en el aroma que dejaba prendido de la tarde malagueña. Hubo un tiempo muerto que fue la prueba que hizo Miguel Ángel de torear igual por el pitón izquierdo, pero por ahí, pareció otro toro, así que regresó a diestras para ampliar la redondez de su conjunto. Ya con el capote lo toreó a placer y con mucho gusto de salida, en un recibo a la verónica que destiló cadencia, ritmo y torería, mucha torería. Como la hubo también en el inmenso tercio de banderillas de su cuadrilla. Curro Javier arrancó la ovación del tendido por su brega impecable, inteligente y majestuosa. Javier Ambel se marcó dos pares de banderillas sencillamente perfectos en cada uno de sus tiempos. Y Guillermo Barbero, no le anduvo a la zaga en otro par imponente también. Los tres pusieron en pie a Málaga y se destocaron ante su ovación. Como lo hizo Perera al final de su faena, que tuvo sólo la rémora de la espada que se le fue baja. Aún así, asomaron pañuelos pidiéndole la oreja. Así estuvo Miguel Ángel

 
Plaza de Toros de MÁLAGA. Media entrada. Se lidian toros de FUENTE YMBRO
 
Antonio Ferrera: vuelta y ovación
Sebastián Castella: silencio y oreja
Miguel Ángel Perera: ovación y ovación tras fuerte petición
 
Se desmonteran Curro Javier,  Javier Ambel y Guillermo Barbero tras dos grandes tercios de banderillas.
 
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