20170822 bilbao02
22 de agosto de 2017
BILBAO
Aste Nagusia- Corridas Generales
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
JANDILLA
El Juli
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Roca Rey
  
LO QUE NO SE IMPOSTA
 
Puede que el hatillo vuelva a casa vacío de lo material. Puede que lo numérico -tan importante a pesar de todo- quedara hoy en blanco. Y puede que el resultado final no sea fiel a lo que de verdad ocurrió en el ruedo y a lo que, desde allí, se trasladó al tendido. Pero lo cierto es que, más allá de todo lo tangible, Miguel Ángel Perera ha pasado hoy por Vista Alegre alargando la estela del momento de lucidez, brillantez y redondez que le alumbra. Porque hay cosas que en el toreo no se impostan. Es imposible. Se tiene o no se tiene. Se ejerce o no se ejerce. Son aquelos valores que lo sustentan como los pilares a un edificio. Lo que lo hacen sólido y distinto. Hoy en Bilbao, Perera se expuso así, sin imposturas. En carne viva. Transparente. Y, por tanto, rotundo, seguro, profundo, diferente. Aun sin toros que de verdad le sostuvieran su exigencia y la de Bilbao. Porque el primero se agarró al piso y casi que no humilló nunca. Y el segundo, que empezó apuntando cosas muy buenas en el inicio de la faena de muleta, tiró a la tercera serie la toalla de la pelea, se paró y se llevó por delante lo que prometía mucho más. Con todo, aun sin toros, de estar certero hoy con la espada, Miguel Ángel habría tocado pelo en sus dos faenas.
 
 
Cuidó como de costumbre a su primero, dosificándolo en el caballo y midiéndolo con precisión la cuadrilla en banderillas para que llegara lo más entero posible al tramo decisivo que es la muleta. Y le dio distancia Perera al de Jandilla. Lo enganchó por delante, le dio aire y se lo trajo muy toreado en línea recta para afianzarlo. Todo ello, imprimiendo ya esa máxima tan pererista que es la profundidad porque, a cambio de ese buen trato, reclamó el torero de su oponente la respuesta del repetir y de aguantarle los muletazos ligados para que aquello rompiera. Y fue calando entre el público, que se fue metiendo cada vez más en la composición. Lástima que el toro sólo aguantara en esas condiciones las dos primeras tandas porque, todo fue coger Miguel Ángel la pañosa con la zurda, y dejar el toro de embestir y, sobre todo, de humillar. Sacaba la cara por encima del estaquillador y a su aire. Lo volvió a intentar a diestras, pero el jandilla ya no respondió igual, así que aceptó Perera librar el pulso en las cercanías, se adueñó de ellas y le fue arrancando muletazos de uno en uno y de gran mérito cimentados en una pasmosa quietud. No fue un arrimón por el arrimón. Fue la demostración de su capacidad. El ser capaz de hacer cosas en ese sitio que no todo el mundo hace. Torear donde la suerte se juega a cara o cruz. Como en los dos circulares que completó sin enmienda alguna o cada vez que se dejó tocar la taleguilla y hasta la chaquetilla. O ese derrote esquivado apenas encogiendo la pierna los milímetros precisos para que el pitón pasara. No le pasó por alto a Bilbao, que resopló en el instante. Fue una faena de ésas que sólo cabe hacer cuando yo no cabe más. Importante por su poso y su sinceridad. Esas cosas que no se impostan. Lástima del princhazo previo a la estocada porque era de oreja.
 
 
Como pudo serlo también la segunda, resuelta de igual manera con un pinchazo previo al espadazo final. De nuevo cuidó al máximo Miguel Ángel Perera al toro de Jandilla, al que instrumentó un quite por chicuelinas de sensación por lo muy cerca que se lo pasó. Lo bordó Curro Javier en la lidia -Bilbao le aplaudió tras uno de los lances- y se gustó Javier Ambel en dos pares muy sinceros también, en la cara y arriba, tras los que tuvo que desmonterarse. Estaba la caldera en ese punto de cocción ideal para que aquello terminara de romper. Se fue muy lejos el torero del toro. En los medios él, en las tablas el astado. Y se lo dejó venir así de largo para pasárselo por la espalda en pases cambiados de taparse los ojos y encogerse el corazón. La mecha prendida hasta ser llama después con las dos series en redondo que cuajó Miguel Ángel enganchando muy por delante al de Jandilla, trayéndoselo toreado igual de largo y rematarlo muy atrás para volver a empezar y poner Vista Alegre al rojo vivo. Así, en dos series a las que el cuatreño respondió con entrega sincera. Pero fue lo que tenía porque, en adelante, ya no dio más. Se paró y se apagó. Apenas se salía de las telas y allí que se quedó el diestro de Badajoz para dar otra lección de disposición de figura que vino a jugársela a Bilbao. Se hizo de mármol y se enrolló a la cintura por varias veces a su enemigo sin apenas pestañear. Y lo vio la plaza también. Porque hay cosas que se tienen o que no se tienen, que no se impostan. Es imposible.
 
 
Plaza de Toros de BILBAO. Más de tres cuartos de entrada. Se lidian toros de JANDILLA
 
El Juli: silencio y ovación
Miguel Ángel Perera: ovación y ovación 
Roca Rey: oreja y oreja
 
Se desmontera Javier Ambel en el quinto, donde Curro Javier es también aplaudido durante su lidia.
 
 
 
 
 
 
 
MIGU1338.JPG MIGU1350.JPG MIGU1362.JPG MIGU1365.JPG MIGU1397.JPG MIGU1410.JPG MIGU1422.JPG MIGU1434.JPG MIGU1438.JPG MIGU1446.JPG MIGU1455.JPG MIGU1507.JPG MIGU1508.JPG MIGU1509.JPG MIGU1511.JPG MIGU1521.JPG MIGU1523.JPG MIGU1623.JPG MIGU1625.JPG MIGU1631.JPG MIGU1650.JPG MIGU1658.JPG MIGU1661.JPG MIGU1666.JPG MIGU1694.JPG MIGU1752.JPG MIGU1760.JPG MIGU1763.JPG MIGU1776.JPG MIGU1782.JPG

20170822 bilbao02
22 de agosto de 2017
BILBAO
Aste Nagusia- Corridas Generales
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
JANDILLA
El Juli
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Roca Rey
  
LO QUE NO SE IMPOSTA
 
Puede que el hatillo vuelva a casa vacío de lo material. Puede que lo numérico -tan importante a pesar de todo- quedara hoy en blanco. Y puede que el resultado final no sea fiel a lo que de verdad ocurrió en el ruedo y a lo que, desde allí, se trasladó al tendido. Pero lo cierto es que, más allá de todo lo tangible, Miguel Ángel Perera ha pasado hoy por Vista Alegre alargando la estela del momento de lucidez, brillantez y redondez que le alumbra. Porque hay cosas que en el toreo no se impostan. Es imposible. Se tiene o no se tiene. Se ejerce o no se ejerce. Son aquelos valores que lo sustentan como los pilares a un edificio. Lo que lo hacen sólido y distinto. Hoy en Bilbao, Perera se expuso así, sin imposturas. En carne viva. Transparente. Y, por tanto, rotundo, seguro, profundo, diferente. Aun sin toros que de verdad le sostuvieran su exigencia y la de Bilbao. Porque el primero se agarró al piso y casi que no humilló nunca. Y el segundo, que empezó apuntando cosas muy buenas en el inicio de la faena de muleta, tiró a la tercera serie la toalla de la pelea, se paró y se llevó por delante lo que prometía mucho más. Con todo, aun sin toros, de estar certero hoy con la espada, Miguel Ángel habría tocado pelo en sus dos faenas.
 
 
Cuidó como de costumbre a su primero, dosificándolo en el caballo y midiéndolo con precisión la cuadrilla en banderillas para que llegara lo más entero posible al tramo decisivo que es la muleta. Y le dio distancia Perera al de Jandilla. Lo enganchó por delante, le dio aire y se lo trajo muy toreado en línea recta para afianzarlo. Todo ello, imprimiendo ya esa máxima tan pererista que es la profundidad porque, a cambio de ese buen trato, reclamó el torero de su oponente la respuesta del repetir y de aguantarle los muletazos ligados para que aquello rompiera. Y fue calando entre el público, que se fue metiendo cada vez más en la composición. Lástima que el toro sólo aguantara en esas condiciones las dos primeras tandas porque, todo fue coger Miguel Ángel la pañosa con la zurda, y dejar el toro de embestir y, sobre todo, de humillar. Sacaba la cara por encima del estaquillador y a su aire. Lo volvió a intentar a diestras, pero el jandilla ya no respondió igual, así que aceptó Perera librar el pulso en las cercanías, se adueñó de ellas y le fue arrancando muletazos de uno en uno y de gran mérito cimentados en una pasmosa quietud. No fue un arrimón por el arrimón. Fue la demostración de su capacidad. El ser capaz de hacer cosas en ese sitio que no todo el mundo hace. Torear donde la suerte se juega a cara o cruz. Como en los dos circulares que completó sin enmienda alguna o cada vez que se dejó tocar la taleguilla y hasta la chaquetilla. O ese derrote esquivado apenas encogiendo la pierna los milímetros precisos para que el pitón pasara. No le pasó por alto a Bilbao, que resopló en el instante. Fue una faena de ésas que sólo cabe hacer cuando yo no cabe más. Importante por su poso y su sinceridad. Esas cosas que no se impostan. Lástima del princhazo previo a la estocada porque era de oreja.
 
 
Como pudo serlo también la segunda, resuelta de igual manera con un pinchazo previo al espadazo final. De nuevo cuidó al máximo Miguel Ángel Perera al toro de Jandilla, al que instrumentó un quite por chicuelinas de sensación por lo muy cerca que se lo pasó. Lo bordó Curro Javier en la lidia -Bilbao le aplaudió tras uno de los lances- y se gustó Javier Ambel en dos pares muy sinceros también, en la cara y arriba, tras los que tuvo que desmonterarse. Estaba la caldera en ese punto de cocción ideal para que aquello terminara de romper. Se fue muy lejos el torero del toro. En los medios él, en las tablas el astado. Y se lo dejó venir así de largo para pasárselo por la espalda en pases cambiados de taparse los ojos y encogerse el corazón. La mecha prendida hasta ser llama después con las dos series en redondo que cuajó Miguel Ángel enganchando muy por delante al de Jandilla, trayéndoselo toreado igual de largo y rematarlo muy atrás para volver a empezar y poner Vista Alegre al rojo vivo. Así, en dos series a las que el cuatreño respondió con entrega sincera. Pero fue lo que tenía porque, en adelante, ya no dio más. Se paró y se apagó. Apenas se salía de las telas y allí que se quedó el diestro de Badajoz para dar otra lección de disposición de figura que vino a jugársela a Bilbao. Se hizo de mármol y se enrolló a la cintura por varias veces a su enemigo sin apenas pestañear. Y lo vio la plaza también. Porque hay cosas que se tienen o que no se tienen, que no se impostan. Es imposible.
 
 
Plaza de Toros de BILBAO. Más de tres cuartos de entrada. Se lidian toros de JANDILLA
 
El Juli: silencio y ovación
Miguel Ángel Perera: ovación y ovación 
Roca Rey: oreja y oreja
 
Se desmontera Javier Ambel en el quinto, donde Curro Javier es también aplaudido durante su lidia.
 
 
 
 
 
 
 
MIGU1338.JPG MIGU1350.JPG MIGU1362.JPG MIGU1365.JPG MIGU1397.JPG MIGU1410.JPG MIGU1422.JPG MIGU1434.JPG MIGU1438.JPG MIGU1446.JPG MIGU1455.JPG MIGU1507.JPG MIGU1508.JPG MIGU1509.JPG MIGU1511.JPG MIGU1521.JPG MIGU1523.JPG MIGU1623.JPG MIGU1625.JPG MIGU1631.JPG MIGU1650.JPG MIGU1658.JPG MIGU1661.JPG MIGU1666.JPG MIGU1694.JPG MIGU1752.JPG MIGU1760.JPG MIGU1763.JPG MIGU1776.JPG MIGU1782.JPG
Aviso Legal - Política de privacidad
Este sitio utiliza cookies propias y de terceros para optimizar tu navegación, adaptarse a tus preferencias y realizar labores analíticas. Aceptar Más información