PERERA: ARTE, PURO ARTE
Cuando un torero está en plenitud, ha de resultarle muy complicado asumir que la temporada ha tocado a su fin. Así se le vio al torero en Arenas de San Pedro. Fresco, entregado, pletórico, lleno de muchas cosas que le quedan por expresar. Porque para él ha sido una temporada corta. No llegar a los cuarenta paseíllos en un torero que tiene capacidad para, al menos, doblarlos, ha de ser difícil de asumir. Por eso se puede afirmar que Perera cierra la temporada española con ambición de becerrista. Igual que El Juli. Ninguno de los dos soltó el pedal del acelerador, y tras la gran faena del de Velilla, salió el de La Puebla del Prior arrollador.
Estuvo sobrado con el capote, acompasadísimo con el buen Benjumea que le tocó en suerte. Se estiró a la capa, y supo lucir bien al noble animal. Tocado con está Perera por la gracia del saber, entendió a la perfección al animal, y supo administrarle las raciones que el toro podía tragar. De inicio, lo citó muy de largo, y lo toreó profundísimo. Pero fue al natural donde la faena cobró más hondura. Largos pases, con el toro embraguetado, que metía los pitones por abajo, con codicia y bravura. Comenzaron a oírte gritos de indulto. El animal no se cansaba de embestir, ni el torero de interpretar los pases más bellos del mundo. El público estaba enloquecido, pero el presidente hizo gesto al torero de que entrara a matar. Una estocada hasta la gamuza fulminante fue el broche de oro a un gran animal y a una magistral actuación, con la que sí que sí Miguel Ángel Perera cerraba la que, sin duda alguna, ha sido la temporada más atípica y fenomenal de un torero sin igual. Grande Perera, de principio a fin.
Se inició el festival con un sentido homenaje por parte de los compañeros de cartel a El Fundi. El sobrero saltó al ruedo de regalo, y se intercambiaron los papeles. Los matadores hicieron de subalternos, y éstos, de matadores. Todos se repartieron las labores. De esta forma, se vio picar a Morante de la Puebla y poner banderillas a Fundi, Juli, Jiménez, Urdiales y Perera.
PERERA: ARTE, PURO ARTE
Cuando un torero está en plenitud, ha de resultarle muy complicado asumir que la temporada ha tocado a su fin. Así se le vio al torero en Arenas de San Pedro. Fresco, entregado, pletórico, lleno de muchas cosas que le quedan por expresar. Porque para él ha sido una temporada corta. No llegar a los cuarenta paseíllos en un torero que tiene capacidad para, al menos, doblarlos, ha de ser difícil de asumir. Por eso se puede afirmar que Perera cierra la temporada española con ambición de becerrista. Igual que El Juli. Ninguno de los dos soltó el pedal del acelerador, y tras la gran faena del de Velilla, salió el de La Puebla del Prior arrollador.
Estuvo sobrado con el capote, acompasadísimo con el buen Benjumea que le tocó en suerte. Se estiró a la capa, y supo lucir bien al noble animal. Tocado con está Perera por la gracia del saber, entendió a la perfección al animal, y supo administrarle las raciones que el toro podía tragar. De inicio, lo citó muy de largo, y lo toreó profundísimo. Pero fue al natural donde la faena cobró más hondura. Largos pases, con el toro embraguetado, que metía los pitones por abajo, con codicia y bravura. Comenzaron a oírte gritos de indulto. El animal no se cansaba de embestir, ni el torero de interpretar los pases más bellos del mundo. El público estaba enloquecido, pero el presidente hizo gesto al torero de que entrara a matar. Una estocada hasta la gamuza fulminante fue el broche de oro a un gran animal y a una magistral actuación, con la que sí que sí Miguel Ángel Perera cerraba la que, sin duda alguna, ha sido la temporada más atípica y fenomenal de un torero sin igual. Grande Perera, de principio a fin.
Se inició el festival con un sentido homenaje por parte de los compañeros de cartel a El Fundi. El sobrero saltó al ruedo de regalo, y se intercambiaron los papeles. Los matadores hicieron de subalternos, y éstos, de matadores. Todos se repartieron las labores. De esta forma, se vio picar a Morante de la Puebla y poner banderillas a Fundi, Juli, Jiménez, Urdiales y Perera.