La falta de fuerza y de raza también han sido los principales problemas de una corrida de Montalvo que no ha dado opciones ni a Perera ni a ninguno de sus compañeros de cartel esta tarde en la plaza de toros de Palencia. Esta cita de la feria de San Antolín ha transcurrido sin trofeos y, por contra, con el enfado general del público ante tan deficiente comportamiento del ganado lidiado.
El segundo de la tarde tuvo que ser devuelto al caer en el capote y lastimarse. En su lugar salió un sobrero de Montalvo con tan poca fuerza como el titular. Perera lo cuidó e intentó afianzarlo y lo logró por momentos, dándole buenos muletazos por el lado derecho. Cuando cogió la izquierda e intentó el toreo al natural ya no quedaba toro. El de Montalvo se paró y el diestro extremeño intentó suplir esta falta de acometividad con un arrimón, pero ni para eso daba el toro, de modo que se tuvo que ir a por la espada y pinchó.
El quinto fue otro animal sin fuerza que se refugió en tablas como acobardado. Perera lo sacó de ese terreno y lo intentó, pero el toro cayó y ya no pudo levantarse, teniendo que ser apuntillado en el ruedo. La labor del torero fue silenciada y el toro pitado en el arrastre.
El Cid, silencio y silencio.
Miguel Ángel Perera, silencio y silencio.
Daniel Luque, silencio y silencio.
La falta de fuerza y de raza también han sido los principales problemas de una corrida de Montalvo que no ha dado opciones ni a Perera ni a ninguno de sus compañeros de cartel esta tarde en la plaza de toros de Palencia. Esta cita de la feria de San Antolín ha transcurrido sin trofeos y, por contra, con el enfado general del público ante tan deficiente comportamiento del ganado lidiado.
El segundo de la tarde tuvo que ser devuelto al caer en el capote y lastimarse. En su lugar salió un sobrero de Montalvo con tan poca fuerza como el titular. Perera lo cuidó e intentó afianzarlo y lo logró por momentos, dándole buenos muletazos por el lado derecho. Cuando cogió la izquierda e intentó el toreo al natural ya no quedaba toro. El de Montalvo se paró y el diestro extremeño intentó suplir esta falta de acometividad con un arrimón, pero ni para eso daba el toro, de modo que se tuvo que ir a por la espada y pinchó.
El quinto fue otro animal sin fuerza que se refugió en tablas como acobardado. Perera lo sacó de ese terreno y lo intentó, pero el toro cayó y ya no pudo levantarse, teniendo que ser apuntillado en el ruedo. La labor del torero fue silenciada y el toro pitado en el arrastre.
El Cid, silencio y silencio.
Miguel Ángel Perera, silencio y silencio.
Daniel Luque, silencio y silencio.