bilbaos13 203
5 de marzo de 2006
OLIVENZA (BADAJOZ)
FERIA DE MARZO
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
ZALDUENDO
Enrique Ponce
Morante de la Puebla
MIGUEL ÁNGEL PERERA
 
Lunes, 6 de marzo de 2006

Jose Antonio Del Moral - PeriodistaDigital.com
OLIVENZA - Mucho gato por liebre este año en Olivenza
Tan sólo Miguel Ángel Perera logró triunfar con rotundidad tras la única gran faena de la doble jornada frente a uno de los dos únicos toros buenos de "Zalduendo" que, por lo demás, decepcionaron grandemente. Muy deslucidos y mal presentados, arruinaron las animosas intervenciones de Ponce y de Morante. Por la mañana, con una demasiado bonita y muy floja novillada de María José Barral, destacó el intermitente aunque majestuoso empaque de Cayetano que cortó la oreja más celebrada tras los fáciles trofeos que también lograron Israel Lancho y Ambél Posada.

 

FICHA DE LA NOVILLADA MATINAL. Olivenza (Badajoz). 5 de marzo de 2006. Mucho frío con rachas de viento y dos tercios largos de entrada. Seis novillos de María José Barral, de bonitas hechuras y muy cómodas por no decir inofensivas cabezas, en general nobles aunque, por muy flojos, pronto venidos abajo y sin la más mínima casta ni transmisión. Israel Lancho (celeste y oro): Estoconazo casi entero trasero y tres descabellos, ovación. Estocada trasera, oreja. Santiago Albel Posada (salmón y oro): Tres pinchazos y estocada, silencio. Estocada, oreja. Cayetano (purísima y oro): Media estocada tendida, gran ovación. Pinchazo y estocada muy tendida, oreja.

 

FICHA DE LA CORRIDA VESPERTINA. Frío aunque ya sin viento con lleno. Seis toros de "Zalduendo", muy justos de presencia y la mayoría con los pelos tiesos del invierno. Salvo el tercero y el sexto que resultaron buenos y encastados, los demás deslucidos en distintos grados de fuerza - mínima en algún caso - y de raza, con un primero francamente peligroso y un quinto enseguida rajado. El segundo resultó manejable y el cuarto podría haber dado mejor juego de no haber sido masacrado en varas. Enrique Ponce (amapola y oro): Media estocada trasera, palmas. Pinchazo, estocada y dos descabellos, aviso y ovación. Morante de la Puebla (avellana y oro con golpes y remates negros): Pinchazo y sablazo trasero tendido, ovación. Estocada casi entera, silencio. Miguel Ángel Perera (ciruela y oro): Estocada baja y descabello, oreja. Pinchazo y estoonazo caído, dos orejas. Salió a hombros.

 

La casi siempre entretenida, vistosa e infaliblemente triunfal miniferia de Olivenza, resultó en gran parte deslucida y decepcionante. Hacía tiempo que no nos aburríamos tanto en la bonita plaza. Suspendida por lluvia la primera corrida, la supongo más cara de Victorino, e inéditos por tanto los diestros anunciados para matarla ( Rivera Ordóñez, El Juli y El Cid ), el gentío forastero y local formado en su mayoría por los vecinos aficionados de Portugal, aplazaron la expectación a la prometedora novillada matinal del día siguiente en la que Cayetano fue el más esperado. Pero ¡ay!, la novillada estaba podrida y excesivamente preparada o arreglada pese a la natural pobreza de sus defensas. Vamos, que se pasaron.

 

Muchos seguidores de Cayetano, sin embargo, lo son tan incondicionalmente que están cayendo en la desmesura y hasta en el desprecio para todo lo demás. Algunos incluso se fueron de Olivenza sin querer asistir a la corrida vespertina. No es bueno eso. Y no lo es porque cuando Cayetano torea no todo lo que lleva a cabo es tan extraordinario como creen sus fervientes admiradores.

 

El capote, por ejemplo, todavía no sabe manejarlo con la líquida soltura que le daría más belleza. Quietas las plantas, sí. Pero demasiado rígidos los brazos que únicamente en las medias se mueven con franca y bella donosura. Mucho mejor con la muleta aunque asimismo todavía algo torpón, como cuando en su muy débil tercero no perdió la moral y pacientemente tranquilo terminó imponiendo su despacioso templar hasta cincelar - torero escultor como su inolvidable abuelo - extraordinarios naturales, no pocos redondos muy hondos y unos pases de pecho netamente ordoñistas como también lo parecieron sus citar semifrontal levemente despatarrado, con el pecho ofrecido por delante y la mano también muy adelantada para producir esos muletazos tan completos y tan lentos con saludo embrujador, embroque mecido y despedida imperial: ¿Cómo está usted?. Bien y usted. Usted lo pase bien.

 

Algo parecido ocurrió con el sexto del que Cayetano cortó la oreja más pedida y celebrada pese a pinchar tras las que se dieron más por amabilidad que por verdadero merecimiento al enormemente alto y desmadejado Israel Lancho y al juncal Ambel Posada. Las virtudes de Lancho son el valor y la quietud a ultranza. Esto último recetado sin cabeza ni por ello con razón, le costó sufrir algunas inconvenientes volteretas que emocionaron a sus paisanos pero preocuparon a los entendidos. Lancho no debería equivocarse. Con esas hechuras de coloso baloncestista le será difícil pasar de maceta. Y es que como dice mi amigo mexicano, Francisco Baruqui, quien nace para maceta no pasa del corredor.

 

No vi a gusto a Santiago Ambel, quizá atenazado por los nervios de la responsabilidad que le incumbía en el arranque de una temporada definitiva para su porvenir. Sin apenas firmeza con el capote, mejoró con la muleta en sus dos novillos logrando sendos aunque breves momentos de preciosa felicidad con el pellizco artístico que le distingue aunque enseguida perdidos en la vulgaridad en parte por lo muy abajo que se le vinieron sus dos novillos, en parte por su falta de fondo y de ambición. Hay que apostar mucho más.

 

En fin, señores. Que la decepción continuó por la tarde con la corrida de Zalduendo. Nada que ver con la de Motril. Y Ponce de víctima principal por su intención de matarle todo a su amigo Fernando Domecq sin darse por enterado de que para los ganaderos lo que cuenta es lo que las empresas encargan. ¿Qué qieres, una cara o una barata?. Y si en la faltriquera no hay más dinero que para el nombre, te mandan la más fea y la más menos segura. Claro que, éstas ganaderías de gran lujo siempre pueden echar un toro o dos. Los únicos dos toros que, por cierto, cayeron en el lote de Miguel Ángel Perera.

 

Y en efecto, lo único realmente bueno de la tarde y de la doble jornada fue que Miguel Ángel Perera aprovechó la fortuna aunque con su primer toro se conformó con cuatro tandas vulgarotas y con un bajonazo que solo la presidencia supo valorar para no darle la segunda oreja que muchos pretendieron regalarle. Por fortuna, luego no importó el pinchazo que precedió a una estocada también caída con que mató al sexto porque con éste último de Zalduendo sí que anduvo el joven Perera a tono con lo que de él se espera y a la altura de la ocasión. Faena de más a muy más en intensidad, temple, oportuna y creciente entrega y sobredosis de cercanía espeluznante sin perder la limpieza que requieren las grandes faenas para que lo sean de verdad.

 

Antes, tanto la ciencia de Ponce como el arte de Morante se estrellaron pese al empeño que ambos pusieron con sus toros. Morante dejó la marca de su impar estilo con el segundo en tal o cual pase suelto y desesperó con el quinto rajado por completo tras un ramillete de doblones quizá excesivos. Morante, y esto es lo mejor que le vimos, anda con la moral tan alta e intacta como el año pasado. Y Ponce tan fácil como siempre. Con un primero que desarrolló un peligro tremendo al que mató pronto tras enseñar a todos como era de malo el animal. Y luchador infatigable en busca del triunfo con un cuarto sin ninguna clase que no paró de defenderse, sobre todo tras ser garrafal e inconvenientemente demolido en varas.

 
  

Miguel Ángel Perera: oreja y dos orejas.
 

 
 
 

bilbaos13 203
5 de marzo de 2006
OLIVENZA (BADAJOZ)
FERIA DE MARZO
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
ZALDUENDO
Enrique Ponce
Morante de la Puebla
MIGUEL ÁNGEL PERERA
 
Lunes, 6 de marzo de 2006

Jose Antonio Del Moral - PeriodistaDigital.com
OLIVENZA - Mucho gato por liebre este año en Olivenza
Tan sólo Miguel Ángel Perera logró triunfar con rotundidad tras la única gran faena de la doble jornada frente a uno de los dos únicos toros buenos de "Zalduendo" que, por lo demás, decepcionaron grandemente. Muy deslucidos y mal presentados, arruinaron las animosas intervenciones de Ponce y de Morante. Por la mañana, con una demasiado bonita y muy floja novillada de María José Barral, destacó el intermitente aunque majestuoso empaque de Cayetano que cortó la oreja más celebrada tras los fáciles trofeos que también lograron Israel Lancho y Ambél Posada.

 

FICHA DE LA NOVILLADA MATINAL. Olivenza (Badajoz). 5 de marzo de 2006. Mucho frío con rachas de viento y dos tercios largos de entrada. Seis novillos de María José Barral, de bonitas hechuras y muy cómodas por no decir inofensivas cabezas, en general nobles aunque, por muy flojos, pronto venidos abajo y sin la más mínima casta ni transmisión. Israel Lancho (celeste y oro): Estoconazo casi entero trasero y tres descabellos, ovación. Estocada trasera, oreja. Santiago Albel Posada (salmón y oro): Tres pinchazos y estocada, silencio. Estocada, oreja. Cayetano (purísima y oro): Media estocada tendida, gran ovación. Pinchazo y estocada muy tendida, oreja.

 

FICHA DE LA CORRIDA VESPERTINA. Frío aunque ya sin viento con lleno. Seis toros de "Zalduendo", muy justos de presencia y la mayoría con los pelos tiesos del invierno. Salvo el tercero y el sexto que resultaron buenos y encastados, los demás deslucidos en distintos grados de fuerza - mínima en algún caso - y de raza, con un primero francamente peligroso y un quinto enseguida rajado. El segundo resultó manejable y el cuarto podría haber dado mejor juego de no haber sido masacrado en varas. Enrique Ponce (amapola y oro): Media estocada trasera, palmas. Pinchazo, estocada y dos descabellos, aviso y ovación. Morante de la Puebla (avellana y oro con golpes y remates negros): Pinchazo y sablazo trasero tendido, ovación. Estocada casi entera, silencio. Miguel Ángel Perera (ciruela y oro): Estocada baja y descabello, oreja. Pinchazo y estoonazo caído, dos orejas. Salió a hombros.

 

La casi siempre entretenida, vistosa e infaliblemente triunfal miniferia de Olivenza, resultó en gran parte deslucida y decepcionante. Hacía tiempo que no nos aburríamos tanto en la bonita plaza. Suspendida por lluvia la primera corrida, la supongo más cara de Victorino, e inéditos por tanto los diestros anunciados para matarla ( Rivera Ordóñez, El Juli y El Cid ), el gentío forastero y local formado en su mayoría por los vecinos aficionados de Portugal, aplazaron la expectación a la prometedora novillada matinal del día siguiente en la que Cayetano fue el más esperado. Pero ¡ay!, la novillada estaba podrida y excesivamente preparada o arreglada pese a la natural pobreza de sus defensas. Vamos, que se pasaron.

 

Muchos seguidores de Cayetano, sin embargo, lo son tan incondicionalmente que están cayendo en la desmesura y hasta en el desprecio para todo lo demás. Algunos incluso se fueron de Olivenza sin querer asistir a la corrida vespertina. No es bueno eso. Y no lo es porque cuando Cayetano torea no todo lo que lleva a cabo es tan extraordinario como creen sus fervientes admiradores.

 

El capote, por ejemplo, todavía no sabe manejarlo con la líquida soltura que le daría más belleza. Quietas las plantas, sí. Pero demasiado rígidos los brazos que únicamente en las medias se mueven con franca y bella donosura. Mucho mejor con la muleta aunque asimismo todavía algo torpón, como cuando en su muy débil tercero no perdió la moral y pacientemente tranquilo terminó imponiendo su despacioso templar hasta cincelar - torero escultor como su inolvidable abuelo - extraordinarios naturales, no pocos redondos muy hondos y unos pases de pecho netamente ordoñistas como también lo parecieron sus citar semifrontal levemente despatarrado, con el pecho ofrecido por delante y la mano también muy adelantada para producir esos muletazos tan completos y tan lentos con saludo embrujador, embroque mecido y despedida imperial: ¿Cómo está usted?. Bien y usted. Usted lo pase bien.

 

Algo parecido ocurrió con el sexto del que Cayetano cortó la oreja más pedida y celebrada pese a pinchar tras las que se dieron más por amabilidad que por verdadero merecimiento al enormemente alto y desmadejado Israel Lancho y al juncal Ambel Posada. Las virtudes de Lancho son el valor y la quietud a ultranza. Esto último recetado sin cabeza ni por ello con razón, le costó sufrir algunas inconvenientes volteretas que emocionaron a sus paisanos pero preocuparon a los entendidos. Lancho no debería equivocarse. Con esas hechuras de coloso baloncestista le será difícil pasar de maceta. Y es que como dice mi amigo mexicano, Francisco Baruqui, quien nace para maceta no pasa del corredor.

 

No vi a gusto a Santiago Ambel, quizá atenazado por los nervios de la responsabilidad que le incumbía en el arranque de una temporada definitiva para su porvenir. Sin apenas firmeza con el capote, mejoró con la muleta en sus dos novillos logrando sendos aunque breves momentos de preciosa felicidad con el pellizco artístico que le distingue aunque enseguida perdidos en la vulgaridad en parte por lo muy abajo que se le vinieron sus dos novillos, en parte por su falta de fondo y de ambición. Hay que apostar mucho más.

 

En fin, señores. Que la decepción continuó por la tarde con la corrida de Zalduendo. Nada que ver con la de Motril. Y Ponce de víctima principal por su intención de matarle todo a su amigo Fernando Domecq sin darse por enterado de que para los ganaderos lo que cuenta es lo que las empresas encargan. ¿Qué qieres, una cara o una barata?. Y si en la faltriquera no hay más dinero que para el nombre, te mandan la más fea y la más menos segura. Claro que, éstas ganaderías de gran lujo siempre pueden echar un toro o dos. Los únicos dos toros que, por cierto, cayeron en el lote de Miguel Ángel Perera.

 

Y en efecto, lo único realmente bueno de la tarde y de la doble jornada fue que Miguel Ángel Perera aprovechó la fortuna aunque con su primer toro se conformó con cuatro tandas vulgarotas y con un bajonazo que solo la presidencia supo valorar para no darle la segunda oreja que muchos pretendieron regalarle. Por fortuna, luego no importó el pinchazo que precedió a una estocada también caída con que mató al sexto porque con éste último de Zalduendo sí que anduvo el joven Perera a tono con lo que de él se espera y a la altura de la ocasión. Faena de más a muy más en intensidad, temple, oportuna y creciente entrega y sobredosis de cercanía espeluznante sin perder la limpieza que requieren las grandes faenas para que lo sean de verdad.

 

Antes, tanto la ciencia de Ponce como el arte de Morante se estrellaron pese al empeño que ambos pusieron con sus toros. Morante dejó la marca de su impar estilo con el segundo en tal o cual pase suelto y desesperó con el quinto rajado por completo tras un ramillete de doblones quizá excesivos. Morante, y esto es lo mejor que le vimos, anda con la moral tan alta e intacta como el año pasado. Y Ponce tan fácil como siempre. Con un primero que desarrolló un peligro tremendo al que mató pronto tras enseñar a todos como era de malo el animal. Y luchador infatigable en busca del triunfo con un cuarto sin ninguna clase que no paró de defenderse, sobre todo tras ser garrafal e inconvenientemente demolido en varas.

 
  

Miguel Ángel Perera: oreja y dos orejas.
 

 
 
 
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