Comenzó la temporada de 2025 para Miguel Ángel Perera sin demasiadas opciones de disfrutar de verdad en su regreso a Manizales, donde el extremeño ha querido estar como muestra de adhesión a una de las escasas ferias colombianas que resiste ante el acoso censor del gobierno de ese país. No le ayudaron sus toros de Las Ventas del Espíritu Santo. El primero se dejó en parte por el pitón derecho y nada por el izquierdo. Y el segundo, que apuntó buen fondo, se rindió enseguida.
Se enturbió con los aceros la actuación de Perera en su primero, que fue un toro noble al que faltó empuje. Lo cuajó sobre todo por el pitón derecho, el bueno del animal, al que pulseó y templó prolongando sus embestidas. No le concedió mucho por el lado izquierdo, por donde el toro se empleó menos. Pinchó con la espada antes de descabellar. Porfió Miguel Ángel con su segundo, un toro al que le faltó raza y que se rajó en cuanto se supo podido. Lo cuidó mucho en los primeros tercios e inició la faena de muleta con pases cambiados por la espalda. Apenas le aguantó el toro una buena serie por el pitón derecho, ligada y templada, pero renunció a partir de ahí. Lo intentó el torero en adelante, pero sin encontrar correspondencia. Pinchó dos veces antes de la estocada final.
Comenzó la temporada de 2025 para Miguel Ángel Perera sin demasiadas opciones de disfrutar de verdad en su regreso a Manizales, donde el extremeño ha querido estar como muestra de adhesión a una de las escasas ferias colombianas que resiste ante el acoso censor del gobierno de ese país. No le ayudaron sus toros de Las Ventas del Espíritu Santo. El primero se dejó en parte por el pitón derecho y nada por el izquierdo. Y el segundo, que apuntó buen fondo, se rindió enseguida.
Se enturbió con los aceros la actuación de Perera en su primero, que fue un toro noble al que faltó empuje. Lo cuajó sobre todo por el pitón derecho, el bueno del animal, al que pulseó y templó prolongando sus embestidas. No le concedió mucho por el lado izquierdo, por donde el toro se empleó menos. Pinchó con la espada antes de descabellar. Porfió Miguel Ángel con su segundo, un toro al que le faltó raza y que se rajó en cuanto se supo podido. Lo cuidó mucho en los primeros tercios e inició la faena de muleta con pases cambiados por la espalda. Apenas le aguantó el toro una buena serie por el pitón derecho, ligada y templada, pero renunció a partir de ahí. Lo intentó el torero en adelante, pero sin encontrar correspondencia. Pinchó dos veces antes de la estocada final.