Puede que el marcador final -eso tan poco taurino- diga que no pasó nada, pero lo cierto es que la actuación de Miguel Ángel Perera en Castellón frente a un lote de toro de Victorino Martín sin resquicio alguno para el triunfo da cuenta de la importancia de su fondo técnico y de su capacidad para imponerse, incluso, a toros como éstos. Fue la de hoy en la Magdalena una tarde para profesionales del torero extremeño, que derrochó una seguridad portentosa frente a dos enemigos que no le correspondieron.
Su primer victorino se quedó siempre corto por los dos pitones. Prácticamente, no pasaba, embestía al paso y sin entrega alguna. Protestó, incluso, por momentos, pero no se descompuso nunca Miguel Ángel, que le respondió con firmeza y solidez. El segundo tampoco regaló nada, más bien lo contrario. Igualmente incierto, apenas se dejó algo más, pero sin alegría alguna, por el pitón derecho. De nuevo se expresó Perera con un manual de recursos de enorme capacidad, de innegable solvencia, de ahí el reconocimiento final del público con la ovación que le tributó.
Puede que el marcador final -eso tan poco taurino- diga que no pasó nada, pero lo cierto es que la actuación de Miguel Ángel Perera en Castellón frente a un lote de toro de Victorino Martín sin resquicio alguno para el triunfo da cuenta de la importancia de su fondo técnico y de su capacidad para imponerse, incluso, a toros como éstos. Fue la de hoy en la Magdalena una tarde para profesionales del torero extremeño, que derrochó una seguridad portentosa frente a dos enemigos que no le correspondieron.
Su primer victorino se quedó siempre corto por los dos pitones. Prácticamente, no pasaba, embestía al paso y sin entrega alguna. Protestó, incluso, por momentos, pero no se descompuso nunca Miguel Ángel, que le respondió con firmeza y solidez. El segundo tampoco regaló nada, más bien lo contrario. Igualmente incierto, apenas se dejó algo más, pero sin alegría alguna, por el pitón derecho. De nuevo se expresó Perera con un manual de recursos de enorme capacidad, de innegable solvencia, de ahí el reconocimiento final del público con la ovación que le tributó.