20190908 dax02
8 de septiembre de 2019
DAX
Feria SALSA Y TOROS
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
LUIS ALGARRA
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Daniel Luque
Pablo Aguado

  
SOBRE CÓMO CUADRAR EL CÍRCULO
 

Miguel Ángel Perera ha coronado hoy en Dax su feliz fin de semana con otra actuación soberbia para remarcar su deslumbrante momento de forma y de inspiración. Otra vez emergió hoy el torero del poder natural, pero de nuevo con esa sincera naturalidad de la que provee tanto mando, tanta autoridad. Miguel Ángel anda cuadrando el círculo y atesorando tarde a tarde que a su concepto le cabe aún una vuelta de tuerca más. Porque la encuentra, porque la alcanza, porque la logra cuando, como hoy, le sale un lote de toros de distinta condición, pero exigentes y requiriendo ante sí un torero que no les dudara. Y no lo hizo Perera, sino que, de lo contrario, los gozó.

 

Especialmente, al bravo cuarto. Un toro con poder que pidió armas y que armas encontró en la luminosa seguridad del torero, que tuvo la virtud y la capacidad de responderle siempre con la infalibilidad de eso que no falla nunca y que se llama temple, que no es sólo torear despacio, sino imponer el ritmo justo, preciso y exacto para que esa despaciosidad termine aflorando. Lo hizo con el capote y, por supuesto, luego con la muleta, en una faena que inició mostrando al toro de largo para recogerlo y quedárselo para después cuajarlo rotundo en un ramillete de tandas impecables, con muletazos sencillamente perfectos desde su génesis hasta su resolución, que se hilaban entre sí sin perder un ápice de canon. Era llegar el ejemplar de Algarra a la muleta de Miguel Ángel y ralentizarse su embestida para quedar como sostenida en el viaje que fluía como de seda, tan a compás. Por los dos lados. Con el torero encajado y partiendo su cintura para prolongar las embestidas. La segunda parte de su exhibición llegó ya en la distancia corta. Tan corta que, por momentos, ni siquiera había distancia. Con los pitones del astado rozando el blanco inmaculado del vestido del extremeño. Enroscándoselo él en su figura inamovible, pétrea. Lo coronó con una gran estocada y el doble premio fue inapelable.

 

Una oreja más pudo cortar de su primero de no haberse demorado con el descabello. Sobre todo, porque se puso muy molesto el toro, que se defendía y derrotaba en la misma medida en que lo había hecho antes ante la franela de Miguel Ángel. Especialmente, en los finales de los muletazos, cuando el de Algarra derrotaba. Nada que ver con la entrega con que se daba al inicio de esos mismos muletazos. Toro porfión que Perera domeñó y dominó hasta arrancarle pases de arquitectura pefecta, cuyo eco sonó ronco en la sensibilidad del público de Dax. Fue el anuncio, el preámbulo, la víspera de la magia que vino después.

Plaza de Toros de DAX. Dos tercios de plaza. Se lidian toros de LUIS ALGARRA.
 
Miguel Ángel Perera: silencio y dos orejas
Daniel Luque: silencio y dos orejas
Pablo Aguado: silencio y oreja
 
MIGU9895.JPG MIGU9914.JPG MIGU9921.JPG MIGU9927.JPG MIGU9936.JPG MIGU9940.JPG MIGU9941.JPG MIGU9942.JPG MIGU9943.JPG MIGU9945.JPG MIGU9956.JPG MIGU9961.JPG MIGU9962.JPG MIGU9966.JPG MIGU9985.JPG MIGU9991.JPG MIGU9993.JPG MIGU9994.JPG MIGU9995.JPG MIGU9996.JPG MIGU9997.JPG MIGU9998.JPG MIGU9999.JPG MIGU99991.JPG MIGU99992.JPG MIGU99993.JPG MIGU99994.JPG MIGU99995.JPG MIGU99996.JPG MIGU99997.JPG MIGU99998.JPG MIGU99999.JPG MIGU999991.JPG MIGU999992.JPG
 
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8 de septiembre de 2019
DAX
Feria SALSA Y TOROS
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
LUIS ALGARRA
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Daniel Luque
Pablo Aguado

  
SOBRE CÓMO CUADRAR EL CÍRCULO
 

Miguel Ángel Perera ha coronado hoy en Dax su feliz fin de semana con otra actuación soberbia para remarcar su deslumbrante momento de forma y de inspiración. Otra vez emergió hoy el torero del poder natural, pero de nuevo con esa sincera naturalidad de la que provee tanto mando, tanta autoridad. Miguel Ángel anda cuadrando el círculo y atesorando tarde a tarde que a su concepto le cabe aún una vuelta de tuerca más. Porque la encuentra, porque la alcanza, porque la logra cuando, como hoy, le sale un lote de toros de distinta condición, pero exigentes y requiriendo ante sí un torero que no les dudara. Y no lo hizo Perera, sino que, de lo contrario, los gozó.

 

Especialmente, al bravo cuarto. Un toro con poder que pidió armas y que armas encontró en la luminosa seguridad del torero, que tuvo la virtud y la capacidad de responderle siempre con la infalibilidad de eso que no falla nunca y que se llama temple, que no es sólo torear despacio, sino imponer el ritmo justo, preciso y exacto para que esa despaciosidad termine aflorando. Lo hizo con el capote y, por supuesto, luego con la muleta, en una faena que inició mostrando al toro de largo para recogerlo y quedárselo para después cuajarlo rotundo en un ramillete de tandas impecables, con muletazos sencillamente perfectos desde su génesis hasta su resolución, que se hilaban entre sí sin perder un ápice de canon. Era llegar el ejemplar de Algarra a la muleta de Miguel Ángel y ralentizarse su embestida para quedar como sostenida en el viaje que fluía como de seda, tan a compás. Por los dos lados. Con el torero encajado y partiendo su cintura para prolongar las embestidas. La segunda parte de su exhibición llegó ya en la distancia corta. Tan corta que, por momentos, ni siquiera había distancia. Con los pitones del astado rozando el blanco inmaculado del vestido del extremeño. Enroscándoselo él en su figura inamovible, pétrea. Lo coronó con una gran estocada y el doble premio fue inapelable.

 

Una oreja más pudo cortar de su primero de no haberse demorado con el descabello. Sobre todo, porque se puso muy molesto el toro, que se defendía y derrotaba en la misma medida en que lo había hecho antes ante la franela de Miguel Ángel. Especialmente, en los finales de los muletazos, cuando el de Algarra derrotaba. Nada que ver con la entrega con que se daba al inicio de esos mismos muletazos. Toro porfión que Perera domeñó y dominó hasta arrancarle pases de arquitectura pefecta, cuyo eco sonó ronco en la sensibilidad del público de Dax. Fue el anuncio, el preámbulo, la víspera de la magia que vino después.

Plaza de Toros de DAX. Dos tercios de plaza. Se lidian toros de LUIS ALGARRA.
 
Miguel Ángel Perera: silencio y dos orejas
Daniel Luque: silencio y dos orejas
Pablo Aguado: silencio y oreja
 
MIGU9895.JPG MIGU9914.JPG MIGU9921.JPG MIGU9927.JPG MIGU9936.JPG MIGU9940.JPG MIGU9941.JPG MIGU9942.JPG MIGU9943.JPG MIGU9945.JPG MIGU9956.JPG MIGU9961.JPG MIGU9962.JPG MIGU9966.JPG MIGU9985.JPG MIGU9991.JPG MIGU9993.JPG MIGU9994.JPG MIGU9995.JPG MIGU9996.JPG MIGU9997.JPG MIGU9998.JPG MIGU9999.JPG MIGU99991.JPG MIGU99992.JPG MIGU99993.JPG MIGU99994.JPG MIGU99995.JPG MIGU99996.JPG MIGU99997.JPG MIGU99998.JPG MIGU99999.JPG MIGU999991.JPG MIGU999992.JPG
 
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