20180413 sevilla02
13 de abril de 2018
SEVILLA
Feria de ABRIL
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
GARCÍA JIMÉNEZ y OLGA JIMÉNEZ
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Alejandro Talavante
Roca Rey
  
IMPOSIBLE
 
Imposible. Del todo imposible. Como pretender que una pared hable. Imposible del todo, imposible. Secos de fondo, así han sido los dos toros del desesperante lote de Miguel Ángel Perera en la Maestranza de Sevilla. Tanta ilusión para esto... Desabrido, desagradable y peligroso el primero. Mirón siempre, como radiografiando. No se empleó nunca y cada vez que medio pasó, lo hizo avisando de una traición que estaba por venir. Quedándose a la mitad de cada viaje para reponerse y volver buscando lo que atrás se dejaba. Del todo imposible el toro y la mínima esperanza de extraer de él algo más que supervivencia. El segundo, ya se venció por dos veces por el pitón izquierdo en el capote, cuando Perera intentaba estirarse a la verónica. Pero no le dejó. Suelto siempre durante la lidia en banderillas, al paso, a su aire, sin parar ni centrarse ni dejar que nadie se centrara a pesar del capote firme y terso a un tiempo de Javier Ambel. Ni por ésas quiso aprender. Y eso que apostó Miguel Ángel por él y hasta lo brindó. Incluso le arrancó un puñado de muletazos templados, hondos y largos como el eco de la Maestranza cuando tiene eco en un nuevo ejercicio de capacidad para prolongar la embestida de los toros más allá de su propia entraña y de su propia dimensión. Pero fue demasiado para tan poco y el toro claudicó entregándose a su falta de más, se paró y se puso a defenderse. Molesto. Antipático. Desagradecido. Y pareció más de una vez que se llevaba al torero por delante de no haber sido por la hábil agilidad de Perera para esquivar sin quitarse. Imposible del todo. Muy desesperante. Como el pesar que deja el vacío de otra tarde vacía en Sevilla. Con la ilusión con la que se va...
 
Pero todo desierto tiene su oasis. Hoy lo fue de nuevo la actuación soberbia y brillante de una cuadrilla excepcional. Se quedaron sin ver los picadores porque no hubo opciones para ello, pero los de a pie... ¡Qué exhibición la de los toreros de a pie de Miguel Ángel Perera! Javier Ambel y Guillermo Barbero se desmonteraron ante la ovación de Sevilla después de compartir un tercio de banderillas en el primer toro que aunó gracia y eficacia a un tiempo. El propio Ambel arrancó una tarde más ese run run tan de aficionados que rebosan su ¡¡¡bien!!! todo lo que duran los lances tan despacio, tan medidos y tan sedosos de Javier. Se deslizan. Torean. Y Curro Javier... ¡Ay, Curro Javier! Qué forma la suya tan sevillanamente pura de parear en primer lugar al que hizo cuarto. Ese citar yéndose al toro, andando, como quien merodea a la mujer que quiere conquistar convencido de que conquistarla puede... Y esa forma de hacer la suerte tan como la suerte es al reunirse y clavar allí donde los cánones son cánones. Y luego, qué manera la suya de no arredrarse ni dudar ante lo incierto del toro, que no se dejaba colocar, que venía pero que se iba luego sin quedarse, como al relance de su desgana. Era toro de pasar y de cumplir. Pero Curro Javier no es de ésos, así que se fue al de Matilla con la misma decisión que si fuera bueno y le aguantó sin irse, tragándole por mucho que le cortara el viaje y se reunió con él allí donde la moneda es a cara o cruz. Y clavó donde es cara aun sufriendo la cruz del derrote del burel, que estiró el cuello para alcanzarle y le alcanzó. Por el bordado, hasta desequilibrarlo y hacerle caer. Y ahí la angustia primero y el milagro después. Con una fuerte paliza encima y la taleguilla abierta en canal, pero el milagro al fin y al cabo. Se puso en pie Sevilla y sonó la música de la Maestranza. Al unísono ambas. Como era de justicia.
 
 
Plaza de Toros de SEVILLA. Casi lleno. Se lidian toros de GARCÍA JIMÉNEZ y OLGA JIMÉNEZ. 
 
Miguel Ángel Perera: silencio y silencio
Alejandro Talavante: silencio y oreja.  
Miguel Ángel Perera: ovación silencio
 
Se desmonteran Javier Ambel, Guillermo Barbero y Curro Javier, éste último, incluso, hace sonar la música y es volteado seriamente, lo que le provoca un fuerte varetazo de pronóstico leve del que es atendido en la enfermería.
 
 
 
 
 
 
 
MIGU5892.JPG MIGU5895.JPG MIGU6102.JPG MIGU6106.JPG MIGU6111.JPG MIGU6118.JPG MIGU6153.JPG MIGU6158.JPG MIGU6166.JPG MIGU6180.JPG MIGU6188.JPG MIGU6189.JPG MIGU6190.JPG MIGU6202.JPG MIGU6211.JPG MIGU6215.JPG
 
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13 de abril de 2018
SEVILLA
Feria de ABRIL
 
CORRIDA DE TOROS 6 TOROS de
GARCÍA JIMÉNEZ y OLGA JIMÉNEZ
MIGUEL ÁNGEL PERERA
Alejandro Talavante
Roca Rey
  
IMPOSIBLE
 
Imposible. Del todo imposible. Como pretender que una pared hable. Imposible del todo, imposible. Secos de fondo, así han sido los dos toros del desesperante lote de Miguel Ángel Perera en la Maestranza de Sevilla. Tanta ilusión para esto... Desabrido, desagradable y peligroso el primero. Mirón siempre, como radiografiando. No se empleó nunca y cada vez que medio pasó, lo hizo avisando de una traición que estaba por venir. Quedándose a la mitad de cada viaje para reponerse y volver buscando lo que atrás se dejaba. Del todo imposible el toro y la mínima esperanza de extraer de él algo más que supervivencia. El segundo, ya se venció por dos veces por el pitón izquierdo en el capote, cuando Perera intentaba estirarse a la verónica. Pero no le dejó. Suelto siempre durante la lidia en banderillas, al paso, a su aire, sin parar ni centrarse ni dejar que nadie se centrara a pesar del capote firme y terso a un tiempo de Javier Ambel. Ni por ésas quiso aprender. Y eso que apostó Miguel Ángel por él y hasta lo brindó. Incluso le arrancó un puñado de muletazos templados, hondos y largos como el eco de la Maestranza cuando tiene eco en un nuevo ejercicio de capacidad para prolongar la embestida de los toros más allá de su propia entraña y de su propia dimensión. Pero fue demasiado para tan poco y el toro claudicó entregándose a su falta de más, se paró y se puso a defenderse. Molesto. Antipático. Desagradecido. Y pareció más de una vez que se llevaba al torero por delante de no haber sido por la hábil agilidad de Perera para esquivar sin quitarse. Imposible del todo. Muy desesperante. Como el pesar que deja el vacío de otra tarde vacía en Sevilla. Con la ilusión con la que se va...
 
Pero todo desierto tiene su oasis. Hoy lo fue de nuevo la actuación soberbia y brillante de una cuadrilla excepcional. Se quedaron sin ver los picadores porque no hubo opciones para ello, pero los de a pie... ¡Qué exhibición la de los toreros de a pie de Miguel Ángel Perera! Javier Ambel y Guillermo Barbero se desmonteraron ante la ovación de Sevilla después de compartir un tercio de banderillas en el primer toro que aunó gracia y eficacia a un tiempo. El propio Ambel arrancó una tarde más ese run run tan de aficionados que rebosan su ¡¡¡bien!!! todo lo que duran los lances tan despacio, tan medidos y tan sedosos de Javier. Se deslizan. Torean. Y Curro Javier... ¡Ay, Curro Javier! Qué forma la suya tan sevillanamente pura de parear en primer lugar al que hizo cuarto. Ese citar yéndose al toro, andando, como quien merodea a la mujer que quiere conquistar convencido de que conquistarla puede... Y esa forma de hacer la suerte tan como la suerte es al reunirse y clavar allí donde los cánones son cánones. Y luego, qué manera la suya de no arredrarse ni dudar ante lo incierto del toro, que no se dejaba colocar, que venía pero que se iba luego sin quedarse, como al relance de su desgana. Era toro de pasar y de cumplir. Pero Curro Javier no es de ésos, así que se fue al de Matilla con la misma decisión que si fuera bueno y le aguantó sin irse, tragándole por mucho que le cortara el viaje y se reunió con él allí donde la moneda es a cara o cruz. Y clavó donde es cara aun sufriendo la cruz del derrote del burel, que estiró el cuello para alcanzarle y le alcanzó. Por el bordado, hasta desequilibrarlo y hacerle caer. Y ahí la angustia primero y el milagro después. Con una fuerte paliza encima y la taleguilla abierta en canal, pero el milagro al fin y al cabo. Se puso en pie Sevilla y sonó la música de la Maestranza. Al unísono ambas. Como era de justicia.
 
 
Plaza de Toros de SEVILLA. Casi lleno. Se lidian toros de GARCÍA JIMÉNEZ y OLGA JIMÉNEZ. 
 
Miguel Ángel Perera: silencio y silencio
Alejandro Talavante: silencio y oreja.  
Miguel Ángel Perera: ovación silencio
 
Se desmonteran Javier Ambel, Guillermo Barbero y Curro Javier, éste último, incluso, hace sonar la música y es volteado seriamente, lo que le provoca un fuerte varetazo de pronóstico leve del que es atendido en la enfermería.
 
 
 
 
 
 
 
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