Colosal la faena que Miguel Ángel Perera ha hecho al quinto de la tarde, considerada por alguno de los presentes como una de las faenas de la temporada, y de éstas, ya se le conocen a Perera alguna que otra en este 2013 -por ejemplo, la de Alicante-. Sorprendentemente, la inmensa mayoría del público no lo supo ver, y quedaron conformes con una única oreja, que fue lo que pidieron.
El primero del lote de Perera fue un ejemplar que no se terminó de emplear pero con el que el torero estuvo muy entregado; sobre todo, en el toreo al natural, por donde firmó los mejores pasajes.
Pero el éxtasis llegó con su segundo, un toro de bonitas hechuras y que tuvo transmisión. Dio buen juego en banderillas, y se desmonteraron Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero. Los hilvanes por el pitón derecho fueron magistrales, pues Perera cogió la perfecta cadencia a la embestida del toro, y juntos firmaron tandas cargadas de profundidad. Se entregó el diestro, y el arrimón fue espeluznante pero cargado de belleza. Para rematar, toreo en redondo en el que la mano del torero corrió por delante del hocico del toro, que cogía los vuelos embebido. Faena larga pero cargada de calidad. Buena estocada.
Colosal la faena que Miguel Ángel Perera ha hecho al quinto de la tarde, considerada por alguno de los presentes como una de las faenas de la temporada, y de éstas, ya se le conocen a Perera alguna que otra en este 2013 -por ejemplo, la de Alicante-. Sorprendentemente, la inmensa mayoría del público no lo supo ver, y quedaron conformes con una única oreja, que fue lo que pidieron.
El primero del lote de Perera fue un ejemplar que no se terminó de emplear pero con el que el torero estuvo muy entregado; sobre todo, en el toreo al natural, por donde firmó los mejores pasajes.
Pero el éxtasis llegó con su segundo, un toro de bonitas hechuras y que tuvo transmisión. Dio buen juego en banderillas, y se desmonteraron Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero. Los hilvanes por el pitón derecho fueron magistrales, pues Perera cogió la perfecta cadencia a la embestida del toro, y juntos firmaron tandas cargadas de profundidad. Se entregó el diestro, y el arrimón fue espeluznante pero cargado de belleza. Para rematar, toreo en redondo en el que la mano del torero corrió por delante del hocico del toro, que cogía los vuelos embebido. Faena larga pero cargada de calidad. Buena estocada.