PERERA, EL MEJOR DE LA FERIA
El de la Puebla estuvo inmenso con el sexto, un buen toro de Fuente Ymbro, con esa chispa de casta, nobleza y recorrido con los que gusta ver a Perera. Toreo de mucho peso, que le hizo merecedor del premio a la mejor faena de la feria, que se entregó nada más terminar el festejo.
Lo recibió en los medios, cambiando el paso a escasos centímetros de su cuerpo, despertando unos olés entregados que se alargaron durante toda esa primera tanda. En la siguiente, el toro ya estaba embebido en la panza de la muleta, que Perera iba corriendo con sumo temple y despaciosidad. La faena no dejaba de ir a más. Toreo en redondo, vaciando al toro, que estaba entregado, y que arrastraba el hocico por el albero. Llegó el momento álgido cuando Perera clavó las zapatillas al suelo y dejó sus muslos a merced de aquellos pitones, para torear con la cintura y las muñecas. El público se puso en pie. Una buena estocada, y las dos orejas no se hicieron esperar.
Con su primero, un toro de bonitas hechuras, como el conjunto de la corrida, se colocó en terrenos comprometidos desde el primer lance, pero el toro, de escasas fuerzas, no puso acompañar la entrega del torero, quien recibió una sonora ovación de reconocimiento por su buena labor.
PERERA, EL MEJOR DE LA FERIA
El de la Puebla estuvo inmenso con el sexto, un buen toro de Fuente Ymbro, con esa chispa de casta, nobleza y recorrido con los que gusta ver a Perera. Toreo de mucho peso, que le hizo merecedor del premio a la mejor faena de la feria, que se entregó nada más terminar el festejo.
Lo recibió en los medios, cambiando el paso a escasos centímetros de su cuerpo, despertando unos olés entregados que se alargaron durante toda esa primera tanda. En la siguiente, el toro ya estaba embebido en la panza de la muleta, que Perera iba corriendo con sumo temple y despaciosidad. La faena no dejaba de ir a más. Toreo en redondo, vaciando al toro, que estaba entregado, y que arrastraba el hocico por el albero. Llegó el momento álgido cuando Perera clavó las zapatillas al suelo y dejó sus muslos a merced de aquellos pitones, para torear con la cintura y las muñecas. El público se puso en pie. Una buena estocada, y las dos orejas no se hicieron esperar.
Con su primero, un toro de bonitas hechuras, como el conjunto de la corrida, se colocó en terrenos comprometidos desde el primer lance, pero el toro, de escasas fuerzas, no puso acompañar la entrega del torero, quien recibió una sonora ovación de reconocimiento por su buena labor.