Llegaba Perera a Gijón tras el indulto en Beziers del día anterior. Sin apenas dormir, se presentó en la plaza de toros bien pronto por la mañana, pues como contamos en esta web, dentro de las noticias de actualidad, tenía una cita con la afición asturiana para dar una clase magistral de toreo de salón que fue un verdadero éxito.
Con este ambiente tan a su favor, sobre todo, por el sentimiento tan bueno que el torero demostraba tener consigo mismo tras los éxitos de los últimos días, unido Francia al de la tarde del sábado en El Puerto de Santa María, llegó Perera al patio de cuadrillas de la plaza de El Bibio vestido de carmesí y oro para encontrarse con las bellas mujeres de la Peña Miguel Ángel Perera de Gijón que le esperaban luciendo peineta y mantilla en la que ya viene siendo una tradición desde hace unos años, propuesta por su presidenta, Maritina Medio, y seguida con gusto y categoría por muchas otras.
Su primero salió de toriles muy andarín, y poco caso hizo a los capotes. Tras el puyazo de Ignacio Rodríguez, el torero interpretó un quite por gaeoneras que dejaron sin respiración a más de uno, pues de las cinco que dio, la que hizo de la segunda a la tercera fue en un milímetro de terreno, pues el toro se giró con mucha rapidez, y el torero anduvo atinadísimo de refrejos. Remató con una larga. Bien Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero en banderillas -sólo se clavaron dos pares-, e impecable brega de Juan Sierra.
Con la muleta, el toro demostró su poquita fuerza, pero embistió por la derecha en las primeras tandas con cierta calidad. El torero lo llevó en todo momento templadísimo, corriendo la mano de manera extraordinaria. Por el pitón izquiero el toro tuvo sus dificultades, pero Perera se lo supo corregir, para sacarle una tanda maravillosa. La faena tuvo mucho mérito, que sólo se vio ensombrecida porque mató a la segunda, de una estocada entera.
Con el que cerraba plaza el diestro ni esperó a que se lo parara su cuadrilla, y salió directo. Quiso lucirse con toreo genuflexo, y así lo hizo en los adentros, hasta que se lo sacó a los medios. Él estuvo muy fino, pero el toro no respondía, saliendo de los capotazos con la cabeza siempre arriba, la misma con la que entró al caballo que monbtaba Francisco Doblado.
Paradísimo el animal, Joselito Gutiérrez trabajó lo indecible para que el animal recibiera buena brega, pero éste no le quería echar cuentas. Se lo puso muy complicado en banderillas a Juan Sierra y Guillermo Barbero, pues se arrancaba con mala güasa para pararse en medio de la ejecución de los pares.
Así las cosas, y dado el mal cariz que mostraban las condiciones del astado, Miguel Ángel no se amilanó, y comenzó la faena en las rayas de picar con una serie de pases cambiados, con cambio de mano incluido y el de pecho, que fue de pitón a rabo. Parecía imposible que el toro tuviera esa respuesta, pero es que la magia la realizó Perera, que estuvo variado, pues realizó el pase de las flores, molinetes; a éste también le sacó una tanda al natural para quitar el hipo. Remató con dos circulares invertidos en los que aguantó los parones del toro, y le recetó una estocada entera en todo lo alto que le hicieron merecedor de una oreja, aunque parte del público también pidió con fuerza la segunda.
Plaza de toros de Gijón. Casi tres cuartos. Toros de Sánchez-Arjona, bien presentados, sobre todo, el sexto, un toro muy cuajado de hechuras, que dio pocas opciones al lucimiento por su falta de fuerza y, en algunos casos, hasta de raza.
Uceda Leal: oreja y oreja.
Sebastián Castella: ovación en ambos.
Miguel Ángel Perea: ovación y oreja con petición de la segunda.
Llegaba Perera a Gijón tras el indulto en Beziers del día anterior. Sin apenas dormir, se presentó en la plaza de toros bien pronto por la mañana, pues como contamos en esta web, dentro de las noticias de actualidad, tenía una cita con la afición asturiana para dar una clase magistral de toreo de salón que fue un verdadero éxito.
Con este ambiente tan a su favor, sobre todo, por el sentimiento tan bueno que el torero demostraba tener consigo mismo tras los éxitos de los últimos días, unido Francia al de la tarde del sábado en El Puerto de Santa María, llegó Perera al patio de cuadrillas de la plaza de El Bibio vestido de carmesí y oro para encontrarse con las bellas mujeres de la Peña Miguel Ángel Perera de Gijón que le esperaban luciendo peineta y mantilla en la que ya viene siendo una tradición desde hace unos años, propuesta por su presidenta, Maritina Medio, y seguida con gusto y categoría por muchas otras.
Su primero salió de toriles muy andarín, y poco caso hizo a los capotes. Tras el puyazo de Ignacio Rodríguez, el torero interpretó un quite por gaeoneras que dejaron sin respiración a más de uno, pues de las cinco que dio, la que hizo de la segunda a la tercera fue en un milímetro de terreno, pues el toro se giró con mucha rapidez, y el torero anduvo atinadísimo de refrejos. Remató con una larga. Bien Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero en banderillas -sólo se clavaron dos pares-, e impecable brega de Juan Sierra.
Con la muleta, el toro demostró su poquita fuerza, pero embistió por la derecha en las primeras tandas con cierta calidad. El torero lo llevó en todo momento templadísimo, corriendo la mano de manera extraordinaria. Por el pitón izquiero el toro tuvo sus dificultades, pero Perera se lo supo corregir, para sacarle una tanda maravillosa. La faena tuvo mucho mérito, que sólo se vio ensombrecida porque mató a la segunda, de una estocada entera.
Con el que cerraba plaza el diestro ni esperó a que se lo parara su cuadrilla, y salió directo. Quiso lucirse con toreo genuflexo, y así lo hizo en los adentros, hasta que se lo sacó a los medios. Él estuvo muy fino, pero el toro no respondía, saliendo de los capotazos con la cabeza siempre arriba, la misma con la que entró al caballo que monbtaba Francisco Doblado.
Paradísimo el animal, Joselito Gutiérrez trabajó lo indecible para que el animal recibiera buena brega, pero éste no le quería echar cuentas. Se lo puso muy complicado en banderillas a Juan Sierra y Guillermo Barbero, pues se arrancaba con mala güasa para pararse en medio de la ejecución de los pares.
Así las cosas, y dado el mal cariz que mostraban las condiciones del astado, Miguel Ángel no se amilanó, y comenzó la faena en las rayas de picar con una serie de pases cambiados, con cambio de mano incluido y el de pecho, que fue de pitón a rabo. Parecía imposible que el toro tuviera esa respuesta, pero es que la magia la realizó Perera, que estuvo variado, pues realizó el pase de las flores, molinetes; a éste también le sacó una tanda al natural para quitar el hipo. Remató con dos circulares invertidos en los que aguantó los parones del toro, y le recetó una estocada entera en todo lo alto que le hicieron merecedor de una oreja, aunque parte del público también pidió con fuerza la segunda.
Plaza de toros de Gijón. Casi tres cuartos. Toros de Sánchez-Arjona, bien presentados, sobre todo, el sexto, un toro muy cuajado de hechuras, que dio pocas opciones al lucimiento por su falta de fuerza y, en algunos casos, hasta de raza.
Uceda Leal: oreja y oreja.
Sebastián Castella: ovación en ambos.
Miguel Ángel Perea: ovación y oreja con petición de la segunda.