El triunfo ha sido una meta inalcanzable en Almería, donde los dos peores toros de El Pilar han ido a caer en sus manos. El torero, como siempre, lo ha puesto todo de su parte para sacar partido de tan mal lote, pero este material no permitía contenidos brillantes.
Fueron toros que se volvieron al revés en el capote, un comportamiento que se da mucho en esta ganadería, poniendo muy difícil en lucimiento en este tercio y que llegaron a la muleta sin recorrido, frenándose, con la cara a media altura y muy deslucidos y faltos de raza en definitiva. Con una materia prima así es difícil construir faenas sólidas.
Con todo, Perera se esforzó por sacar partido a su primero, un toro que no humilló y que no transmitía absolutamente nada, costándole un mundo repetir las embestidas. Intentó hacerlo romper hacia delante, ya que el toro se paraba a mitad del muletazo, y más tarde se metió en su terreno en un arrimón que fue reconocido por el público, pero que no pudo tener el eco necesario debido a la sosería del enemigo.
Con el sexto también estuvo tiempo y se mostró por encima, aunque de nuevo se topó con un animal soso en extremo que no decía absolutamente nada. Fue un toro muy desigual que igual embestía una primera vez que a la siguiente se quedaba corto y miraba al torero. Perera lo intentó por los dos pitones hasta evidenciar que si aquello no podía funcionar era exclusivamente por culpa de un toro que no quería embestir en condiciones.
El triunfo ha sido una meta inalcanzable en Almería, donde los dos peores toros de El Pilar han ido a caer en sus manos. El torero, como siempre, lo ha puesto todo de su parte para sacar partido de tan mal lote, pero este material no permitía contenidos brillantes.
Fueron toros que se volvieron al revés en el capote, un comportamiento que se da mucho en esta ganadería, poniendo muy difícil en lucimiento en este tercio y que llegaron a la muleta sin recorrido, frenándose, con la cara a media altura y muy deslucidos y faltos de raza en definitiva. Con una materia prima así es difícil construir faenas sólidas.
Con todo, Perera se esforzó por sacar partido a su primero, un toro que no humilló y que no transmitía absolutamente nada, costándole un mundo repetir las embestidas. Intentó hacerlo romper hacia delante, ya que el toro se paraba a mitad del muletazo, y más tarde se metió en su terreno en un arrimón que fue reconocido por el público, pero que no pudo tener el eco necesario debido a la sosería del enemigo.
Con el sexto también estuvo tiempo y se mostró por encima, aunque de nuevo se topó con un animal soso en extremo que no decía absolutamente nada. Fue un toro muy desigual que igual embestía una primera vez que a la siguiente se quedaba corto y miraba al torero. Perera lo intentó por los dos pitones hasta evidenciar que si aquello no podía funcionar era exclusivamente por culpa de un toro que no quería embestir en condiciones.