Perera ha conquistado la plaza de toros de La México en la tarde de su confirmación, en una tarde apoteósica e inolvidable para el extremeño, en la que ha cortado tres orejas y un rabo y ha salido a hombros junto al azteca José Mauricio, cuyo triunfo ha quedado en un segundo plano por la gran dimensión del español.

Perera ha desatado la  locura en los tendidos con el séptimo, un sobrero de Xajay que regaló, mucho mejor presentado que el resto de sus hermanos. Ya desde el capote Miguel Ángel se gustó, con varias verónicas de muchísimo temple y cadencia, combinadas con tafalleras.

La faena de muleta fue un clamor desde el comienzo. Siempre a más, en pleno centro del ruedo. Con la muleta echada hacia delante, Perera se lo enroscó en varias tandas de derechazos, llevando al de Xajay muy toreado, con mucha pureza y verdad.

La intensidad de la faena aumentó cuando toreó al natural, arrastrando la muleta por el suelo de la plaza más grande del mundo, acompañando la embestida del toro y rematando cada serie con soberbios y espectaculares pases de pitón a rabo. No contento con ello, pareció olvidarse de sí mismo y siguió toreando con suma elegancia, matando de una estocada hasta la bola. Le pidieron con fuerza el rabo, que finalmente paseó ante la locura general.  

Perera ya había  congeniado con los tendidos de la monumental de México en el toro de su confirmación de alternativa, que acaba de doblar en el embudo de Insurgentes.  La disposición, entrega y valor del extremeño, que terminó por inventarse la faena con un ejemplar remiso, consiguió meter al público en la corrida.

Desde el saludo de capa, templado y con buen son, hasta el final de faena, Perera ha dejado momentos de alta nota, pasándose cerca al de Barralva, dándole ventajas y empapándolo en la muleta.  No estuvo tan acertado con la espada. El primer intento no fue suficiente y en el segundo envite  el toro se arrancó a destiempo y terminó cayendo de manera defectuosa.

El de la Puebla de Prior sí que cortó una oreja de su segundo, consiguiendo cambiar las protestas por los olés. La paupérrima presentación de su toro, anovillado y destartalado, provocó el enfado generalizado del público mexicano, que perdió con fuerza la devolución del animal.

Sin embargo, Perera consiguió darle la vuelta a la situación para firmar una faena muy bien estructurada, con mucha cabeza y de mucha firmeza, metiéndose en terrenos comprometidos a un toro parado y robando muletazos de mucho mérito, consiguiendo meterse al público en el bolsillo. Una estocada entera trasera sirvió para que le concedieran una oreja de peso.

Los aficionados de México se vuelcan con Perera y lo llevan hasta su hotel a hombros

Perera ha conquistado la plaza de toros de La México en la tarde de su confirmación, en una tarde apoteósica e inolvidable para el extremeño, en la que ha cortado tres orejas y un rabo y ha salido a hombros junto al azteca José Mauricio, cuyo triunfo ha quedado en un segundo plano por la gran dimensión del español.

Perera ha desatado la  locura en los tendidos con el séptimo, un sobrero de Xajay que regaló, mucho mejor presentado que el resto de sus hermanos. Ya desde el capote Miguel Ángel se gustó, con varias verónicas de muchísimo temple y cadencia, combinadas con tafalleras.

La faena de muleta fue un clamor desde el comienzo. Siempre a más, en pleno centro del ruedo. Con la muleta echada hacia delante, Perera se lo enroscó en varias tandas de derechazos, llevando al de Xajay muy toreado, con mucha pureza y verdad.

La intensidad de la faena aumentó cuando toreó al natural, arrastrando la muleta por el suelo de la plaza más grande del mundo, acompañando la embestida del toro y rematando cada serie con soberbios y espectaculares pases de pitón a rabo. No contento con ello, pareció olvidarse de sí mismo y siguió toreando con suma elegancia, matando de una estocada hasta la bola. Le pidieron con fuerza el rabo, que finalmente paseó ante la locura general.  

Perera ya había  congeniado con los tendidos de la monumental de México en el toro de su confirmación de alternativa, que acaba de doblar en el embudo de Insurgentes.  La disposición, entrega y valor del extremeño, que terminó por inventarse la faena con un ejemplar remiso, consiguió meter al público en la corrida.

Desde el saludo de capa, templado y con buen son, hasta el final de faena, Perera ha dejado momentos de alta nota, pasándose cerca al de Barralva, dándole ventajas y empapándolo en la muleta.  No estuvo tan acertado con la espada. El primer intento no fue suficiente y en el segundo envite  el toro se arrancó a destiempo y terminó cayendo de manera defectuosa.

El de la Puebla de Prior sí que cortó una oreja de su segundo, consiguiendo cambiar las protestas por los olés. La paupérrima presentación de su toro, anovillado y destartalado, provocó el enfado generalizado del público mexicano, que perdió con fuerza la devolución del animal.

Sin embargo, Perera consiguió darle la vuelta a la situación para firmar una faena muy bien estructurada, con mucha cabeza y de mucha firmeza, metiéndose en terrenos comprometidos a un toro parado y robando muletazos de mucho mérito, consiguiendo meterse al público en el bolsillo. Una estocada entera trasera sirvió para que le concedieran una oreja de peso.

Los aficionados de México se vuelcan con Perera y lo llevan hasta su hotel a hombros