Perera ha cuajado una impresionante tarde en su encerrona en Gijón, que ha terminado con la guinda del sexto toro, al que ha toreado a placer y al que ha cortado un rabo de ley, tras cuajarlo de principio a fin. Ese ha sido el cénit de una tarde que estaba siendo condicionada por el juego de los toros de Jandilla, en la que Perera ha vuelto a dar dimensión de figura del toreo, cuajando al toro bueno como al incierto y complicado, brillando por su firmeza, seguridad y temple. Miguel Ángel demostró su arte, su técnica, su claridad en las ideas, la frescura al actuar y se sobrepuso siempre a la condición de los toros.
Fue en ese sexto toro cuando Perera y la plaza de Gijón explotaron de verdad. Primero, porque el de Vegahermosa rozó la perfección. Y segundo, porque delante tuvo a un torero que no sólo sabía lo que hacía, sino que toreó a placer y estuvo sensacional tanto con el capote, banderillas y muleta.
Perera salió espoleado buscando un cierre triunfal con el de Vegahermosa, al que apenas picó en el caballo pero que dejó entrever buena condición en los escasos segundos que estuvo bajo el peto. Tras aguantar tres quites por parte de los sobresalientes y el propio Perera - que como el año pasado se atrevió a banderillear- llegó a la muleta embistiendo con bravura. Siempre a más, abriéndose en cada muletaz, con mucho celo y con una clase desbordada.
Y con él, Perera se rompió a torear. A placer. En muletazos largos, profundos, hondos y rotundos, de mano muy baja, cuajándolo de cabo a rabo por los dos pitones. Tras irse a por la espada, se solicitó el indulto, que no fue concedido por el presidente. Tras dejar la espada, se armó el escándalo cuando el presidente - nefasto durante toda la tarde- concedió la vuelta al ruedo y sólo dos orejas al torero. El público entró en cólera y finalmente el presidente accedió a darle los máximos trofeos.
Distinto resultó el quinto, un toro manso y que reenqueó en los primeros tercios y con el que el de la Puebla de Prior destacó en un quite de hasta ocho gaoneras, muy ligadas. En la muleta, aunque manso, el toro regaló tres series en las que embistió con vibración, siendo aprovechada esta virtud por el torero. Todo fue a menos, pues el de Jandilla acabó rebañando, pese a la firmeza y verdad de Perera. Tras unas manoletinas ceñidas, mató al toro de una estocada muy certera.
La primera oreja le llegó en el tercero, con clase pero con las fuerzas muy justas y con falta de empuje. Esos defectos hicieron que no terminara de desarrollar todo lo bueno que llevaba dentro. Con él, Perera despletó todo su repertorio con el capote, recibiéndolo de rodillas en el tercio, ligando con dos faroles muy comprometidos y rematando en la misma boca de riego.
Perera entró en quite un par de veces, destacando ceñidas y estáticas tafalleras por la espalda. El toro tenía querencia a tablas y el torero comenzó en los tercios, por alto y muy quieto, sin moverse ni un ápice. Tras llevárselo a los medios sin violencia alguna, fue tirando de él hasta conseguir muletazos muy largos y lentos con la mano derecha... con el toro barriendo la arena con el morro. Ya en las postrimerías, optó por un sincero arrimón antes de matar de una estocada que fue suficiente.
Rompió plaza un toro de poco cuajo, con buena condición pero muy al límite. Perera siempre le ayudó, le aplicó temple y suavidad aunque su labor quedó condicionada por la falta de continuidad y transmisión del de Jandilla. En el segundo fue donde mejor ha estado Perera, en una faena con más fondo que forma, con un animal que embestía a regañadientes.
Su faena tuvo muchas cosas buenas pues el toro vendía cara sus embestidas, hasta quedarse debajo del torero en más de una ocasión. Firme y enrazado de verdad, tanto en los cites como en los embroques, dejó derechazos largos y buenos, sin rectificar nunca. Se atracó de toro a la hora de entrar a matar y el presidente le denegó una oreja pedida por la mayoría de la plaza. Con el cuarto, inválido y descoordinado, Perera no tuvo opción.
6 TOROS 6 para PERERA. Gijón. Jueves 13 de agosto. 4ª de Feria de Begoña. Tres cuartos de plaza. Cinco toros de Jandilla y uno de Vegahermosa (6º), aceptables de presentación. Resultado:
- 1º de Jandilla: Manejable pero a menos: Ovación.
- 2º de Jandilla: Bajo de raza: Saludos tras fuerte petición.
- 3º de Jandilla: Con clase pero falto de empuje: Oreja.
- 4º de Jandilla: Inválido: Ovación.
- 5º de Jandilla: Manso: Dos Orejas.
- 6º de Vegahermosa: Nº. 17-Envidioso, bravo, con entrega y enclasado: Dos Orejas y Rabo.
Perera ha cuajado una impresionante tarde en su encerrona en Gijón, que ha terminado con la guinda del sexto toro, al que ha toreado a placer y al que ha cortado un rabo de ley, tras cuajarlo de principio a fin. Ese ha sido el cénit de una tarde que estaba siendo condicionada por el juego de los toros de Jandilla, en la que Perera ha vuelto a dar dimensión de figura del toreo, cuajando al toro bueno como al incierto y complicado, brillando por su firmeza, seguridad y temple. Miguel Ángel demostró su arte, su técnica, su claridad en las ideas, la frescura al actuar y se sobrepuso siempre a la condición de los toros.
Fue en ese sexto toro cuando Perera y la plaza de Gijón explotaron de verdad. Primero, porque el de Vegahermosa rozó la perfección. Y segundo, porque delante tuvo a un torero que no sólo sabía lo que hacía, sino que toreó a placer y estuvo sensacional tanto con el capote, banderillas y muleta.
Perera salió espoleado buscando un cierre triunfal con el de Vegahermosa, al que apenas picó en el caballo pero que dejó entrever buena condición en los escasos segundos que estuvo bajo el peto. Tras aguantar tres quites por parte de los sobresalientes y el propio Perera - que como el año pasado se atrevió a banderillear- llegó a la muleta embistiendo con bravura. Siempre a más, abriéndose en cada muletaz, con mucho celo y con una clase desbordada.
Y con él, Perera se rompió a torear. A placer. En muletazos largos, profundos, hondos y rotundos, de mano muy baja, cuajándolo de cabo a rabo por los dos pitones. Tras irse a por la espada, se solicitó el indulto, que no fue concedido por el presidente. Tras dejar la espada, se armó el escándalo cuando el presidente - nefasto durante toda la tarde- concedió la vuelta al ruedo y sólo dos orejas al torero. El público entró en cólera y finalmente el presidente accedió a darle los máximos trofeos.
Distinto resultó el quinto, un toro manso y que reenqueó en los primeros tercios y con el que el de la Puebla de Prior destacó en un quite de hasta ocho gaoneras, muy ligadas. En la muleta, aunque manso, el toro regaló tres series en las que embistió con vibración, siendo aprovechada esta virtud por el torero. Todo fue a menos, pues el de Jandilla acabó rebañando, pese a la firmeza y verdad de Perera. Tras unas manoletinas ceñidas, mató al toro de una estocada muy certera.
La primera oreja le llegó en el tercero, con clase pero con las fuerzas muy justas y con falta de empuje. Esos defectos hicieron que no terminara de desarrollar todo lo bueno que llevaba dentro. Con él, Perera despletó todo su repertorio con el capote, recibiéndolo de rodillas en el tercio, ligando con dos faroles muy comprometidos y rematando en la misma boca de riego.
Perera entró en quite un par de veces, destacando ceñidas y estáticas tafalleras por la espalda. El toro tenía querencia a tablas y el torero comenzó en los tercios, por alto y muy quieto, sin moverse ni un ápice. Tras llevárselo a los medios sin violencia alguna, fue tirando de él hasta conseguir muletazos muy largos y lentos con la mano derecha... con el toro barriendo la arena con el morro. Ya en las postrimerías, optó por un sincero arrimón antes de matar de una estocada que fue suficiente.
Rompió plaza un toro de poco cuajo, con buena condición pero muy al límite. Perera siempre le ayudó, le aplicó temple y suavidad aunque su labor quedó condicionada por la falta de continuidad y transmisión del de Jandilla. En el segundo fue donde mejor ha estado Perera, en una faena con más fondo que forma, con un animal que embestía a regañadientes.
Su faena tuvo muchas cosas buenas pues el toro vendía cara sus embestidas, hasta quedarse debajo del torero en más de una ocasión. Firme y enrazado de verdad, tanto en los cites como en los embroques, dejó derechazos largos y buenos, sin rectificar nunca. Se atracó de toro a la hora de entrar a matar y el presidente le denegó una oreja pedida por la mayoría de la plaza. Con el cuarto, inválido y descoordinado, Perera no tuvo opción.
6 TOROS 6 para PERERA. Gijón. Jueves 13 de agosto. 4ª de Feria de Begoña. Tres cuartos de plaza. Cinco toros de Jandilla y uno de Vegahermosa (6º), aceptables de presentación. Resultado:
- 1º de Jandilla: Manejable pero a menos: Ovación.
- 2º de Jandilla: Bajo de raza: Saludos tras fuerte petición.
- 3º de Jandilla: Con clase pero falto de empuje: Oreja.
- 4º de Jandilla: Inválido: Ovación.
- 5º de Jandilla: Manso: Dos Orejas.
- 6º de Vegahermosa: Nº. 17-Envidioso, bravo, con entrega y enclasado: Dos Orejas y Rabo.