Perera apostó desde el principio con una corrida que no cumplía con las expectativas creadas.

Con el tercero, que brindó a sus Altezas los Príncipes de Asturias, se mostró seguro, resuelto y entregado, tanto como el público que reconoció y ovacionó su labor con un toro venido a menos además de complicado. Antes de matar, llegó el primer recado presidencial, mató de una estocada algo desprendida, que tiró al toro sin puntilla, el público pidió su oreja unánimemente y el presidente se la negó sin sentido.

El triunfo tampoco le aguardaría al sexto, un toro muy violento con el que Perera demostró un valor descomunal jugándosela. Aguantó muy firme y se llevó de este último nuevamente el reconocimiento y la ovación del público.

Perera apostó desde el principio con una corrida que no cumplía con las expectativas creadas.

Con el tercero, que brindó a sus Altezas los Príncipes de Asturias, se mostró seguro, resuelto y entregado, tanto como el público que reconoció y ovacionó su labor con un toro venido a menos además de complicado. Antes de matar, llegó el primer recado presidencial, mató de una estocada algo desprendida, que tiró al toro sin puntilla, el público pidió su oreja unánimemente y el presidente se la negó sin sentido.

El triunfo tampoco le aguardaría al sexto, un toro muy violento con el que Perera demostró un valor descomunal jugándosela. Aguantó muy firme y se llevó de este último nuevamente el reconocimiento y la ovación del público.